EFE.- Al menos 800,000 personas necesitan ayuda urgente por los efectos del ciclón Mocha en el oeste de Birmania, según cifras facilitadas este viernes por Naciones Unidas, mientras la asistencia humanitaria de organizaciones internacionales ha comenzado a llegar la zona, cuyo acceso siguen restringiendo las autoridades.
Según indicó la ONU en un comunicado, los equipos del Programa Mundial de Alimentos han empezado a distribuir comida en los refugios de evacuación en el estado Rakaín y la región de Magwe -las dos áreas más perjudicadas en Birmania- mientras intenta llegar a las 800,000 personas que, según sus observadores, están más gravemente afectadas.
La junta militar que ostenta el poder desde el golpe de Estado de 2021 sigue sin abrir el acceso de la ayuda internacional a buena parte de las regiones golpeadas, pero algunas organizaciones han podido iniciar la ayuda en algunas zonas donde contaban con una autorización previa de entrada.
El portavoz en el Sudeste Asiático de la oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), Pierre Peron, aseguró hoy a Efe que están siendo capaces de aportar «apoyo inicial» en algunas partes del estado de Rakaín, al oeste del país, donde el ciclón dejó un reguero de destrucción el pasado domingo.
«En las partes de Rakaín donde había autorizaciones y operaciones preexistentes, los trabajadores han ofrecido apoyo inicial a todas las comunidades afectadas» incluidos miles de desplazados de la minoría musulmana rohinyá, que viven en precarios campos de refugiados.
Cinco días después de que el pasado domingo Mocha tocara tierra, entre el sur de Bangladésh y el oeste de Birmania, los problemas de movilidad y comunicación por la destrucción de las infraestructuras impide conocer el número de víctimas y la situación de cientos de pueblos, con algunos de ellos completamente destruidos.
Pese a esta ayuda inicial, de la que no ofreció más detalles, buena parte de la ayuda humanitaria sigue bloqueada a la espera de que la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de febrero de 2021 permita el acceso de las organizaciones internacionales a todas las zonas afectadas.
«Las negociaciones para el acceso humanitario continúan con todas las partes implicadas. Mientras tanto, nuestros socios siguen con sus observaciones de campo y están listos para comenzar misiones de campo coordinadas una vez estén aprobadas», explicó Peron.
3,2 MILLONES DE PERSONAS VULNERABLES
Según la ONU, 3,2 millones de personas han quedado extremadamente vulnerables tras el paso del ciclón y en muchas de las zonas afectadas siguen cortados el suministro eléctrico y las líneas telefónicas mientras que el agua potable y el combustible se necesitan «urgentemente».
La agencia de Naciones Unidas para los refugiados, ACNUR, indicó que el combustible es especialmente necesario para hacer funcionar las máquinas de tratamiento de agua ante las bajas reservas de agua potable, mientras se necesitan también alimentos y medicinas.
Mientras se resiste a permitir la entrada de la ayuda internacional, la junta militar anunció hoy a través de su periódico oficial – El Global New Light of Myanmar- que ha enviado en un barco militar 930 toneladas de provisiones: arroz, aceite de palma, otros alimentos, agua potable, equipos de comunicación, generadores eléctricos y purificadores de agua, entre otros.
AYUDA DEL REINO UNIDO
Por su parte, el Reino Unido anunció hoy el desembolso de dos millones de libras esterlinas (2,3 millones de euros o 2,48 millones de dólares) en ayuda a las comunidades afectadas.
Estos dos millones se suman a las 650.000 libras (unos 748.000 euros) que el Reino Unido ya había enviado a organizaciones de la zona y se utilizarán sobre todo para el aprovisionamiento de agua potable y ofrecer un techo a unas 175.000 personas.
Las condiciones son especialmente difíciles en los precarios campamentos de desplazados, donde languidecen desde hace años decenas de miles de personas de la etnia musulmana rohinyá -no reconocida por las autoridades birmanas y cuyo Ejército les persigue-.
Los datos preliminares -aún sin verificar- del opositor Gobierno de Unidad Nacional birmano señalan que el ciclón se habría cobrado la vida de al menos 455 personas -431 de ellas en Rakáin-.