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Campeón Sub 20 en 2001, sufrió la final de Copa América 2004

campeon sub 2001
campeon sub 2001
El mediocampista formado en las Inferiores de Argentinos Juniors repasó su historia marcada a fuego por la camiseta albiceleste, bajo la tutela de maestros como Pekerman (hoy su suegro) y Bielsa

Infobae- “Siempre hay que tener un 5 de Argentinos Juniors para salir campeón del mundo en la Sub 20. Lo dice la historia”. La frase con tono socarrón es la del protagonista que continuó una legión de centrocampistas surgidos en la cantera del Bicho de La Paternal que había tenido origen en 1997, cuando Diego Markic, Esteban Cambiasso y Juan Román Riquelme empaparon de fútbol a la zona media de la selección argentina que se consagró en el Mundialito de Malasia. Nicolás Medina fue el eslabón en 2001, Lucas Biglia el de 2005 y ahora la Albiceleste cuenta con Federico Redondo, con quien Nico se identifica. El ex volante que acaba de tener su primera experiencia como DT al lado de José Pekerman (quien hoy es su suegro) en Venezuela, repasó en exclusiva su vida en celeste y blanco y comparó a través del tiempo a aquel equipo que integró en 2001 con el de Javier Mascherano

Medina pisó por primera vez el Predio de la AFA cuando estaba terminando la Novena División y fue preseleccionado para la Sub 17. Compitió en el Sudamericano de la categoría y, si bien no cumplieron el objetivo de clasificarse al Mundial, permaneció en las convocatorias ya con la Sub 20 en un proceso de dos años liderado por Pekerman y Hugo Tocalli pensando en la Copa del Mundo de 2001. Su proceso de Selección se completó como Sub 23 de cara a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde se quitó la espina tras vivenciar el “vestuario más triste” de su carrera luego de la final perdida por penales ante Brasil por la Copa América de ese año.

Este exquisito número 5 categoría 1982 con características mucho más de juego que de marca se formó en la misma división que Carlos Marinelli, Nicolás Gianni y Fabricio Coloccini, con quien compartió cancha desde los 8 años en el club Parque y con el que gritó campeón en cancha de Vélez en 2001. En el 99 ya había debutado en Primera y justo antes de jugar el Mundialito fue vendido al Sunderland de Inglaterra, donde no pudo hallarse para triunfar en el fútbol europeo. Pekerman lo rescató en el Viejo Continente y Bielsa lo “repatrió”. Los trofeos de su vitrina personal no condicen con la escasa notoriedad pública y trascendencia de la que gozó este ex volante de bajísimo perfil.

José (Pekerman) y Hugo (Tocalli) tenían mucha llegada y charlaban mucho con los jugadores. Tenían un trato paternal más que nada. Se interesaban en cómo estabas en el club, la familia, los hermanos, tu papá, tu mamá… Y siempre hacían lo posible para que nos juntáramos. La mayoría jugaba en Primera y éramos titulares en los equipos, por eso los clubes no nos prestaban para entrenar. Quizás no practicábamos, pero José buscaba esa convivencia, unión de grupo, eran muchas charlas más que trabajar en el campo. Él quiso que seamos un equipo unido de buenas personas y después estaban las decisiones deportivas. Pero José siempre es claro con el jugador, explicá por qué y hace que uno lo comprenda. Cuando logró esa comunión entre mucha gente, todos empezamos a ser uno, empezó a caminar todo.

Yo estaba con el Pipi Romagnoli, era un chico tranquilo, nos llevábamos muy bien. Los líderes eran Javier Saviola, Fabri Coloccini y Nico Burdisso. Ellos llevaban la batuta, pero éramos todos centrados en líneas generales. Nos divertíamos en los ratos libres, pero éramos muy sanos y maduros, sabíamos lo que teníamos que hacer. No hacíamos travesuras. A lo sumo agarrábamos los carritos de golf del Predio y dábamos una vuelta cuando nos quedábamos solos una horita, no mucho más. Como no había tecnología, el Profe Salorio organizaba torneos en la sala de juegos. Campeonato de truco, pool, metegol o ping pong. Y nos hacían descansar mucho porque el torneo era bastante exigente y jugábamos muy seguido.

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