INFOBAE.’ Los influencers exitosos en las redes sociales han logrado construir una gran comunidad en torno a ellos. Su capacidad para desarrollar contenido relevante y atractivo ha sido clave en su consolidación, permitiendo una interacción constante con sus seguidores.
Su popularidad en plataformas como Instagram, YouTube, TikTok y Twitter ha permitido que cada uno tenga una gran cantidad de seguidores y sean reconocidos por su experiencia, ideas o estilo de vida en un área específica, como moda, belleza, fitness, viajes, alimentación, entre otros tantos.
En ese sentido, utilizan su presencia en línea para promocionar productos, servicios o ideas y pueden colaborar con marcas para realizar publicidad o generar contenido patrocinado, teniendo como objetivo principal influir en las opiniones, decisiones de compra y comportamiento de sus seguidores.
En contraposición y a partir de ese concepto, se ha construido la comunidad de los ‘Anti influencers’ o ‘desinfluencers’, personas normales que a través de esta tendencia desmienten información entregada por aquellos famosos o creadores de contenido que en la mayoría de los casos tiene una cuenta verificada.
Mediante plataformas como TikTok y utilizando el numeral en inglés #deinfluencing, usuarios de diferentes países han compartido sus experiencias con productos y servicios recomendados por influencers reconocidos.
A través de este trend los usuarios buscan hablar de esas cosas que los famosos venden como maravillas, y no solo eso, también exponen la realidad detrás de la pantalla, argumentando que la vida y la apariencia “perfecta” que venden estas personas no es más que una apuesta de marketing.