INFOBAE.- La revolución de la inteligencia artificial ha llegado para quedarse y, cada vez más, forma parte de la vida de las personas.
A raíz del acelerado desarrollo de esta tecnología hay un puesto que cobró gran relevancia y captó la atención de muchos -incluso, inexpertos en la materia- ya que se trata de un trabajo que ofrece salarios de hasta seis cifras en dólares y no requiere una diplomatura en ingeniería informática ni conocimientos avanzados de programación.
La posición en cuestión es la de ingeniero rápido –prompt engineer–, una pieza fundamental de las empresas que buscan crecer en el ámbito de la IA.
Estas personas son las encargadas de entrenar a todas las nuevas herramientas de inteligencia artificial para que, gracias al contenido y las correcciones que van realizando los humanos sobre ellas, puedan ser cada vez más eficientes y ofrezcan respuestas más precisas y pertinentes.
La remuneración por esta tarea puede alcanzar hasta los USD 335.000 anuales, una cifra más que atractiva para cualquiera.
Anna Bernstein es una de las pocas personas que se desempeñan en éste rubro en la actualidad. Tiene 29 años y trabaja en la empresa Copy.ai, en Nueva York, desde 2021, aproximadamente un año antes de que la herramienta ChatGPT de OpenAI alcanzara su fama sin precedentes.
“No somos muchos los ingenieros rápidos y, durante mucho tiempo, tuve la sensación de que sólo estaba yo”, bromeó y recordó sobre el auge de bot: “En ese momento, el término ‘ingeniero rápido’ no existía y ni siquiera estaban seguros de si era un rol que pudiera existir”.
La joven contó su experiencia en el campo y explicó en qué consiste exactamente su trabajo diario.
Bernstein escribe códigos de texto que son introducidos en el back-end de las herramientas de inteligencia artificial de la compañía y en base a los cuales se generan entradas de blogs o correos electrónicos promocionales, cada vez más en los tonos adecuados y con la información precisa.
Sin embargo, destacó, para ello no necesita emplear términos informáticos rebuscados sino que solamente tipea las instrucciones que ayuden a refinar las respuestas, dentro del modelo de IA.
“Cuando recién empezaba, intentamos instalar el término de ‘especialistas’ pero acabó surgiendo ‘ingenieros’”, continuó.
Bernstein se graduó en lengua inglesa y trabajó como redactora publicitaria y asistente de investigación histórica antes de desembarcar en esta área. “No tenía ninguna formación tecnológica pero tener conocimiento de humanidades en este campo me parece un triunfo, sobre todo porque parte del objetivo de desarrollar IA es imitar el pensamiento humano”, aseguró.
Sin embargo, en poco tiempo esa sensación de soledad que la joven comentó tener fue disminuyendo. Hoy en día este puesto es uno de los más buscados por las empresas y por los trabajadores, que aspiran a sacar el máximo provecho a estos nuevos modelos lingüísticos que aún no brindan resultados del todo correctos o adecuados.
En LinkedIn, la principal red social profesional, las publicaciones que refieren a ingeniería artificial generativa se multiplicaron por 36 del año pasado a este y la cantidad de empleos que contienen las letras “GPT” aumentaron un 51% entre 2021 y 2022. Inclusive, muchas de estas propuestas fueron ofrecidas a personas de rubros ajenos a la tecnología.
Anthropic, una startup de IA respaldada por Google, es una de las empresas que se ha sumado a esta iniciativa y ofrece sueldos de hasta 335.000 dólares a “Ingenieros y Bibliotecarios Prompt”, para trabajar en su sede en San Francisco.
En los requisitos enunciados en su búsqueda se lee que los candidatos deben tener “un espíritu hacker creativo y amar la resolución de rompecabezas”.
Klarity, otra compañía del ambiente que revisa documentos automatizados, busca personas capaces de “guiar y comprender cómo obtener el mejor resultado” de sus herramientas de IA, a cambio de unos USD 230.000 anuales.
Inclusive, el furor por estas tareas ha sobrepasado el rubro de la tecnología y desembarcó en entidades como el Boston Children’s Hospital y la consultora Booz Allen Hamilton, que también lanzaron sus búsquedas por salarios de hasta 212.000 dólares -aunque en estos casos se solicita un mínimo de tres años de experiencia con modelos de aprendizaje automático-.
Hasta el actor Donald Glover desea contratar un ingeniero y un animador que puedan colaborar en su nuevo estudio creativo.
Entonces, ¿cómo puede una persona ajena al rubro de la inteligencia artificial incursionar en este ambiente y conseguir un trabajo en ingeniería rápida?
Esta pregunta, probablemente de las más consultadas, puede responderse de varias maneras.
Por un lado, Rob Lennon, experto en la materia, comenzó a ofrecer en diciembre cursos online diseñados para ayudar a personas con estos perfiles a adquirir -en poco tiempo y de manera sencilla- las habilidades necesarias para desempeñar las tareas, como formatear y estructurar instrucciones para distintos fines.
“La gente pide a gritos estos conocimientos. Es una especie de ventaja de quien llega primero”, comentó y celebró que ya son más de 2.000 los egresados de su academia.
Otra de las visiones, explicó Ethan Mollick, profesor asociado de la Wharton School, de la Universidad de Pensilvania, es más autogestiva y consiste en explorar por motus propio el campo. El experto recomienda que, en lugar de tomar un curso, las personas experimenten con los grandes modelos lingüísticos ya disponibles -como GPT+ y Bard- para aprender su propio enfoque de desarrollo de estos prompts.
La ventaja de esto, destacó, es que la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y, al recurrir directamente a estos sistemas, los aprendices se aseguran de nunca estar por detrás de la tecnología.
“Me preocupa que la gente piense que hay un secreto mágico para generar estas instrucciones”, comentó.
De todas formas, los expertos distan de las posturas que idealizan los trabajos en IA.
Mollick advirtió a quienes desean desembarcar en este terreno, por las pocas garantías que se ofrecen y las perspectivas inciertas para el mediano y largo plazo.
La inteligencia artificial es una tecnología aún en sus etapas iniciales de desarrollo y hay gran desconocimiento sobre el futuro del sector por lo que “no está claro que la ingeniería rápida vaya a ser importante a largo plazo”. “Los programas de IA están mejorando y cada vez pueden anticiparse más y mejor a las necesidades de los usuarios”, continuó y sumó: “Tampoco sabemos si hay una habilidad especial para este rubro o si sólo requiere pasar mucho tiempo con chatbots”.
Por otro lado, Lennon se refirió a los tan tentadores salarios y mencionó que se trata de algo con fecha de vencimiento. “Estos son trabajos que -probablemente- sólo 500 personas podrían hacer en este momento. Es por ello que se ofrecen estos sueldos locos. Pero, en seis meses, 50.000 personas podrían estar haciendo estas tareas”, sostuvo. “El valor de este conocimiento es mayor hoy que mañana”.
En tanto, Karin Kimbrough, de LinkedIn, comentó un aspecto que atañe a las empresas y es que éstas podrían verse forzadas a competir entre sí para contratar a los talentos que cubran estos puestos emergentes -sobre todo si aspiran a aquellos que cuenten con titulaciones específicas o experiencia previa-.
“Dada la incipiente irrupción de todo esto, es importante abordar los nuevos puestos con una mentalidad que dé prioridad a las habilidades, centrándose en las realmente necesarias para estas tareas”, dijo.
Mientras el sector tecnológico general atraviesa uno de sus momentos más delicados, con cientos de despidos masivos -incluso en las grandes empresas- e importantes fluctuaciones en la Bolsa, los pioneros de la inteligencia artificial parecen convencidos de que éste será el futuro y apuestan todo a ello.
Andrej Karpathy, ex jefe de IA de Tesla, escribió en su cuenta de Twitter que “el nuevo lenguaje de programación de moda es el inglés” y defendió el poder de la ingeniería rápida en el desarrollo de la automatización.