EFE.- Los principales candidatos a las primarias presidenciales republicanas buscaron este viernes atraer el voto de la base cristiana evangelista declarando la guerra total al aborto durante un evento en Washington, donde quedó patente el apoyo abrumador a los dos favoritos, Ron Desantis y Donald Trump, aunque este último ni siquiera estuvo presente.
En esta jornada y la del sábado se dan cita por primera vez en el mismo escenario, aunque de forma individual, la mayor parte de los aspirantes republicanos en la conferencia «Road to Majority» (camino hacia la mayoría), de la organización evangelista Faith and Freedom (fe y libertad).
Este viernes fue el turno de candidatos como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, el exvicepresidente Mike Pence, el empresario Vivek Ramaswamy, el senador Tim Scott y los exgobernadores Chris Christie y Asa Hutchinson, mientras que Trump y la exembajadora ante la ONU y la única mujer que se ha postulado, Nikki Haley, se esperan para mañana.
Si la intención de voto se midiera por las ovaciones más grandes, DeSantis y Trump serían los favoritos indiscutibles para hacerse con la nominación republicana a las elecciones presidenciales de 2024, aunque el expresidente tuvo el mérito de no estar y el aplauso a su figura surgió cuando el «número dos» de la gobernación de Carolina del Norte, Mark Robinson, anunció que lo apoya como aspirante.
Del mismo modo si la intención de voto se estimara por los mayores abucheos a alguien que critica a un candidato, Trump sería el ganador de las primarias, después de que uno de sus rivales, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, fuera el único que se atreviera a rechazar tajantemente la figura del exmandatario y ocasionara numerosas protestas entre el público.
De los aspirantes que hablaron esta jornada el que sonó más presidenciable fue DeSantis, gobernador de Florida, que como el resto de sus adversarios lanzaron un ataque feroz contra el aborto, sabedores de que este asunto es prioridad para la influyente base evangelista cristiana de su partido.
DeSantis resumió a la perfección el que va a ser el libreto de argumentos republicanos para recuperar la Presidencia en 2024: «La guerra contra la ideología ‘woke’ (progre)».
«Es importante tener una sociedad enraizada en la verdad, no me digan que un hombre puede quedarse embarazado y esperar que lo acepte, no lo voy a aceptar», indicó, provocando las risas de los presentes.
DeSantis sacó pecho de haber impulsado una ley estatal en Florida que prohíbe el aborto a partir de la sexta semana de gestación y arremetió contra los tratamientos de afirmación de género.
Sea quien sea elegido, lo que quedó claro hoy es que los republicanos quieren centrar la campaña para volver a la Casa Blanca en las guerras culturales que vive EE.UU., desde restringir aún más el acceso al aborto a recortar los derechos del colectivo LGTBI o controlar lo que se enseña en las aulas.
El candidato que más se sintió este viernes como pez en el agua en este evento de los cristianos evangelistas fue Mike Pence, hombre de fuertes convicciones religiosas.
Pese a que todos hablaron hoy del aborto, hasta ahora había sido Pence el más vocal proponiendo una prohibición a partir de la décima quinta semana de gestación a nivel nacional, ya que Trump ha estado esquivando el asunto, DeSantis apenas había hecho referencia a él desde que aprobó el veto en Florida en abril y el resto no habían sido muy claros.
«Todos los candidatos republicanos a presidente deberían apoyar una prohibición del aborto antes de las quince semanas como un estándar mínimo a nivel nacional», afirmó Pence, quien recordó que se convirtió en «un defensor de los no nacidos» después de la sentencia del Tribunal Supremo «Roe contra Wade», que legalizó el aborto en 1973 y que fue revocada por esa corte hace justo un año.
Al igual que Pence, políticos veteranos como el exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson y el de Nueva Jersey Chris Christie sacaron a relucir su historial antiabortista, mientras que el alcalde de Miami, Francis Suárez, más joven que ellos y el único latino que se ha postulado hasta ahora, recurrió a su pasado personal, incluso antes de nacer.
«Yo mismo soy producto del movimiento provida, de hecho mis padres se conocieron en una protesta provida», presumió.
En sus discursos los distintos candidatos básicamente se dedicaron a ignorarse los unos a los otros, con las únicas referencias hechas a otro aspirante por parte de Christie, a quien no le salió muy bien la jugada de criticar a Trump, y Pence, que hizo más un halago que una crítica al expresidente, pese a haber sido muy duro con él en su mitin de lanzamiento de campaña.
«Siempre he estado agradecido por lo que hizo el presidente Donald Trump -indicó Pence-. Fue un privilegio servir como su vicepresidente y, aunque tuvimos diferencias y todavía las tenemos, las elecciones son sobre el futuro».
Por lo demás, el empresario y también candidato Vivek Ramaswamy, hijo de migrantes indios, recurrió a su edad, 37 años, para publicitarse como «primer milenial aspirante presidencial», con un discurso dirigido al sector más tradicional del partido, en el que defendió «que la vida de un no nacido es vida y que hay dos genéros».
Y Scott, uno de los candidatos afroamericanos, centró su defensa de las restricciones al aborto en la situación de las mujeres de raza negra y lamentó que el Gobierno de Joe Biden apoye el acceso a la interrupción del embarazo.