EFE.-Luego de cuatro días de que un grupo de migrantes de varios países se instaló cerca de la garita de San Ysidro, en la ciudad mexicana de Tijuana, frontera con Estados Unidos, el número de extranjeros va en aumento y hasta este jueves son casi 300 los migrantes que están a la espera de que EE.UU. les brinde el ansiado asilo humanitario.
La situación ha llamado la atención de autoridades y activistas, quienes han señalado que hasta ahora no se ha prestado la atención debida a esta población, considerando que en ese grupo hay familias, mujeres embarazadas y alrededor de 90 niños y niñas que requieren de atención especial.
ENTRAN A EE.UU. A CUENTAGOTAS
La subsecretaría de Migración del Gobierno del estado de Baja California, donde se ubica Tijuana, Adriana Minerva Espinosa, dijo a medios que «el incremento de migrantes ha sido considerable».
Esto debido a que muchos se han enterando de que la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) está recibiendo a las personas cada día, aunque esto ocurre, dijo, «a cuentagotas».
«Una vez que se enteraron de este proceso, los migrantes se acercaron a la frontera y ahora el flujo se ha incrementado. Nosotros intentamos sensibilizar a las personas a que acudan a otros espacios», dijo.
La funcionaria aseguró que aunque no tienen contemplado desalojar a los migrantes de ese lugar, sí se les ha insistido en que se desplacen a albergues de la ciudad para resguardar su integridad, ya que pernoctan a la intemperie y en Tijuana se han registrado bajas temperaturas.
«No hemos tenido una respuesta favorable, pero ayer logramos reubicar a cinco familias a un albergue y el compromiso que se generó se cumplió, que es precisamente dar seguimiento a la situación que viven las personas», acotó.
MIGRANTES EN ESPERA
Durante un recorrido que llevó a cabo EFE en la zona, se pudo observar que las personas han hecho una fila de espera que se ha ido formando conforme van llegando los migrantes, esto para aguardar el momento de que les toque el turno de ser recibidos por los agentes del CBP, quienes han estado recibiendo grupos pequeños, de alrededor de seis personas cada día.
César Segura, migrante venezolano que está desde el lunes pasado en el campamento, compartió a medios que le causa emoción cada que ve que a personas de la fila les permiten el acceso a Estados Unidos, sobre todo porque, asegura, «también ellos hicieron un esfuerzo grande por llegar hasta la frontera».
«Es un acto de resistencia que requiere de mucha serenidad porque es una oportunidad que nos brindan a los migrantes que estamos en esta frontera mexicana y que venimos buscando mejores vidas para nuestros hijos y familias porque en nuestros países ya era muy difícil continuar», señaló.
TODOS HUYEN DE LA VIOLENCIA
Un migrante mexicano, originario del estado de Puebla, centro del país, quien prefirió el anonimato, contó que salió huyendo con sus hijos, niña y niño menores de cinco años, desde el pasado 2 de mayo, luego de que sufrió dos asaltos y en uno de ellos, dijo, le intentaron quitar la vida y eso le causo temor.
«Quisieron asaltarme nuevamente, ya me habían robado y ahora trataron de matarme, me dejaron tirado y la persona que lo había intentado estaba cerca de mi casa y preferí dejar mi hogar por seguridad de mis niños», compartió a EFE.
El padre de familia señaló que durante los días que ha estado esperando en el lugar se ha dado cuenta de que todas las personas, sean mexicanas, de Centroamérica o de cualquier parte del mundo, la gran mayoría ha salido de su país por la misma causa: la violencia.
Compartió que ahora su deseo es lograr el asilo para garantizarles una mejor vida a sus hijos, sobre todo porque el más pequeño tiene una condición de autismo nivel 2, por lo que espera que del otro lado de la frontera pueda recibir la atención requerida.
El campamento refleja lo que vive la frontera después de tres semanas de que terminó el Título 42 en Estados Unidos, medida que adoptó Donald Trump (2017-2021) y después continuó el presidente Joe Biden para expulsar a migrantes de inmediato con el argumento de la pandemia de la covid-19.
Hasta ahora, la frontera norte de México se ha mantenido en relativa tranquilidad con constante llegada de migrantes, albergues a su máxima capacidad y apenas este arribo de extranjeros a la línea fronteriza entre ambos países.
Tras el fin del Título 42, Estados Unidos instauró el Título 8 y nuevas restricciones para solicitar asilo.
La región afronta un inédito flujo migratorio, con más de 2,76 millones de indocumentados interceptados por Estados Unidos en la frontera con México en el año fiscal 2022.