Más de un millón de niños se han visto desplazados y al menos 330 menores han muerto y más de 1,900 han resultado heridos desde el estallido del conflicto en Sudán el pasado 15 de abril, hasta el 6 de junio, informó hoy Unicef.
En un comunicado, la agencia de las Naciones Unidas para la Infancia alertó de que «el acceso a los servicios vitales más básicos es limitado» por los enfrentamientos de estos dos meses entre el Ejército regular sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), «lo que deja a más de 13 millones de niños en extrema necesidad de asistencia humanitaria: agua, salud, nutrición y protección».
«El futuro de Sudán está en juego y no podemos aceptar que continúe la pérdida y el sufrimiento de sus niños», dijo la representante de Unicef en Sudán, Mandeep O’Brien, quien destacó que «los niños están atrapados en una pesadilla implacable, atrapados en el fuego cruzado, heridos, maltratados, desplazados y sometidos a enfermedades y desnutrición».
Además, mostró especial preocupación por Darfur, donde el «continuo corte en las comunicaciones y las restricciones de acceso» limitan la información sobre la situación, pero Unicef calcula que 5,6 millones de niños viven en los cinco estados de esta región en el oeste del país, y que casi 270,000 de ellos han sido desplazados por los combates hasta ahora.
Ante esta situación, Unicef hizo un llamamiento a todas las partes implicadas en el conflicto para que den prioridad a la seguridad y el bienestar de los niños, garanticen su protección y permitan el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria a las zonas afectadas.
Además, solicitó 838 millones de dólares para hacer frente a la crisis, lo que supone un aumento de 253 millones de dólares desde que comenzó el actual conflicto en abril de 2023, ya que «sin compromisos inmediatos de financiación, la respuesta en curso en todo Sudán, incluido Darfur, no podrá continuar».