México- La Ciudad de México tiene muchas colecciones, pero no en el norte: de ahí la importancia de abrir al público el Centro de Documentación del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT UNAM). La importancia va dirigida a todos los ciudadanos, especialmente a los universitarios, investigadores y ciudadanos de Tlatelolco.
El coloso cultural se instaló en un antiguo edificio diplomático (Avenida Ricardo Flores Magón #1, Unidad Tlatelolco) y es objeto de una exposición de M-68, Juan Acha, Rodolfo Stavenhagen, Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA), permitiendo el acceso a cuatro colecciones: el número 2362 de Proceso publicado el 6 de febrero de 2022 («El espacio ‘Xaltilolli’ de la UNAM, diálogo des de la memoria»), contiene un total de unos 25.000 documentos.
Algunos de estos documentos son únicos, como la edición de principios del siglo XX de una selección de fragmentos de los manuscritos florentinos, publicada como regalo al entonces presidente Porfirio Díaz.
También se incluye Naturphilosophie (Filosofía natural), un libro del siglo XIX, cuando esta corriente, derivada del idealismo promovido por Friedrich Schelling, estaba en su apogeo. Además, Teatro Pánico, de Alejandro Jodorowski e ilustrado por José Luis Cuevas, es considerado un libro raro, ya que no se encuentra en ningún otro acervo o biblioteca de la UNAM.
El Centro de Documentación del CCUT (lunes a viernes, de 9:00 a 17:00 horas) ofrece el primer acceso a este tipo de títulos, manuscritos y una gran variedad de materiales.
El espacio de 70 m2 es mitad para colecciones y mitad para consulta, con pequeñas salas, mesas, sillas y hasta computadoras.
Un poco de historia.
Estas colecciones llegaron a la UNAM poco después de la apertura del CCUT en 2007.
La primera de ellas perteneció al crítico de arte peruano-mexicano Juan Acha y fue donada por su viuda, Mahia Vibros, en 2008. El fondo contiene las colecciones privadas de estudiosos del arte latinoamericano cuyo interés por la relación entre arte y revolución influyó decisivamente en artistas e investigadores. Hay 11.000 piezas de material, entre ellas textos mecanografiados inéditos, que se presentan al público por primera vez.
A principios de este siglo comenzó a incorporarse a la colección material procedente de la llamada colección M-68, que no deja de crecer, siendo el resto fondos históricos donados. En la actualidad, incluye 500 periódicos y material bibliográfico sobre el movimiento estudiantil y otras movilizaciones sociales de 1968, incluidos ejemplares de El Mondrigo. También incluye la difícil de encontrar ‘Bitácora del Consejo Nacional de Huelga’ y un número extra de la combativa revista ‘Por qué.’ de los años sesenta y setenta.
En 2015 llegó la colección de Rodolfo Stavenhagen, sociólogo, antropólogo e investigador de El Colegio de México y la UNAM: 490 piezas donadas por su viuda, Elia Stavenhagen, defensora acérrima de los derechos indígenas, su antropología y el arte Constituye un acervo bibliográfico especializado en. Su colección privada contiene excelentes manuscritos sobre estos temas, incluyendo ediciones facsimilares del Códice Mendocino y el Códice Florentino, que son importantes para el CCUT porque fueron producidos en Tlatelolco. Además, desde 2010, alberga una colección de arte prehispánico de Mesoamérica.
La colección del grupo contestatario CLETA, de 12 mil piezas, llegó en 2019 y, según la descripción oficial, «reúne toda la historia del colectivo, con carteles, volantes, lo que han hecho durante 50 años y que no está reunido en ningún otro lugar».
Este colectivo de contracultura surgió en el seno de la UNAM en los años 60 y sus actividades se orientaron a las luchas populares a través de diversas expresiones artísticas.
Hakobo Dayan y Ander Aspiri, director y subdirector del CCUT UNAM, respectivamente, explicaron que la apertura del Fondo de Reserva complementa las actividades del centro, caracterizadas por exposiciones, becas, difusión y formación cultural, sobre todo después de la pandemia, lo que dio a sus actividades un carácter presencial explicó. dijo Aspiri antes de recorrer la colección:
‘Antes teníamos acceso a la colección sólo con cita previa, pero no disponíamos de este tipo de espacio. Está abierto a todos, principalmente a los investigadores, pero también a los universitarios y a los habitantes de Tlatelolco».
M-68 toca no sólo el movimiento estudiantil de 1968, sino también otros fenómenos sociales hasta 1971. En ese sentido, no podemos decir mucho sobre las otras colecciones por el momento, aunque habrá un poco de bomba cuando se revele.
-Has mencionado que es importante acercar a la comunidad de Tlatelolca al centro cultural, ¿cómo va eso?
–Estamos trabajando continuamente con las comunidades aledañas. Este trabajo está encomendado a la unidad de vinculación artística del centro cultural, pero sin descuidar la atención a los universitarios, porque son los visitantes más frecuentes, no sólo profesionistas, sino también estudiantes de preparatoria.
–¿Qué significa abrir un centro documental dentro de un centro cultural?
-Significa actividades complementarias. El CCUT tiene diversos proyectos, entre ellos exposiciones, publicaciones, investigación y un programa público vinculado a la investigación. Es importante señalar que entre sus principales proyectos se encuentra esta colección, que es un legado de la UNAM.
‘Probablemente somos los principales usuarios de esta colección. Hacemos investigación internamente, pero al ponerla a disposición de los mexicanos, nos abre los ojos.’
-En los últimos años, las colecciones de historiadores, investigadores y escritores han salido de México y se han trasladado al extranjero.
-La UNAM es una institución sólida que garantiza la preservación y difusión de las colecciones, y aunque no es la única institución en México, creo que es importante generar relaciones con otras instituciones, sobre todo las que están fuera del país. Bueno, son temas que hay que trabajar, pero estas cosas no están en nuestras manos. En el Centro Cultural Universitario Tlatelolco trabajan unas 130 personas, entre personal administrativo, técnico, de sistemas, de limpieza y de seguridad. El número de visitantes se encuentra en niveles «prepandémicos», es decir, aproximadamente entre 50.000 y 52.000 visitantes al año.
Tanto el director como el subdirector coinciden en que la calidad de las películas proyectadas en el CCUT es una prioridad absoluta y, afortunadamente, las cifras reflejan el interés de los visitantes del centro cultural.
Hakobo Dayan, investigador y antiguo director de contenidos del Museo Memoria y Tolerancia, señala:
«Creo que el Centro de Documentación refleja la diversidad de actividades y profesiones del CCUT UNAM. Nuestras cuatro joyas son las colecciones antes mencionadas. No es que antes no existieran, pero el espacio y las colecciones se han reorganizado». El recinto también alberga otras colecciones arqueológicas de la Universidad, las colecciones de los dibujantes Naranjo, Rius y Rocha, que son muy valiosas.
-Estas colecciones arqueológicas se abrirán al público con el tiempo. -No, son colecciones no documentales, por lo que también hay piezas arqueológicas. También puedes referirte a las obras de caricaturistas, pero no están aquí, están en el almacén.
Luego diagnosticó qué y cómo piensa sobre la labor de los centros culturales del norte de la capital mexicana:
‘Cuando uno piensa en los centros culturales de la UNAM, piensa en el Centro Cultural Universitario, la Sala Nesaf Alcoyotl, el MUAC, el teatro, pero en esta zona donde está El Chopo, tenemos el Museo de San Ildefonso, y tenemos Tlatelolco. Estamos en una zona de conflicto, por así decirlo, entonces tenemos un proyecto de gestión cultural que se adapta a la zona que nos rodea. Cada uno de nosotros intenta crear un corredor cultural urbano que se gestione junto con la comunidad, no impuesto por la universidad.
Salir de la unidad de cuidados intensivos. La estrategia prospectiva del sector cultural puesta en marcha por la UNAM en plena pandemia fue una apuesta importante, que en parte se refleja aquí.
Concluyó:
‘Después del gobierno federal, la UNAM es uno de los conglomerados culturales más importantes del país, siempre respondiendo de diferentes maneras. Prueba de ello es Tlatelolco como centro cultural. No somos sólo un museo, estamos presentes en el norte de la ciudad y estamos contentos con nuestro trabajo. Lo que hacemos es parte de la vocación de la UNAM».