Madrid, 22 Ago (EUROPA PRESS) -.
Un estudio de la Universidad de Bergen (Noruega) ha indicado que los determinantes humanos y ambientales juegan un papel fundamental en la formación del microbioma bacteriano presente en el polvo doméstico interior.
El estudio, publicado en Environmental Science & Technology, se realizó en 1.038 hogares de cinco ciudades nórdicas. En él, los investigadores se adentraron en el mundo de las comunidades microbianas de interiores y arrojaron luz sobre su relevancia para la salud humana.
El investigador Hesham Amin, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Bergen, declaró: «Este estudio pionero estuvo a punto de redefinir nuestra comprensión del ambiente interior, revelando correlaciones entre la ubicación geográfica, las condiciones meteorológicas, las características de los ocupantes, los hábitos de limpieza y de las mascotas y la composición de la microflora de interiores».
Cambio climático y riesgo de desarrollar asma y atopia
Los investigadores observaron que la exposición a diversos microorganismos estaba inversamente correlacionada con el riesgo de desarrollar asma y atopia. Partiendo de este hallazgo, el estudio descubrió que la microbiota de las «granjas» con menor riesgo de asma y atopia presentaba una mayor abundancia de ciertos taxones bacterianos asociados al aire libre.
Curiosamente, estos mismos taxones eran menos frecuentes en los hogares de Bergen, donde el aumento de las precipitaciones y la reducción de la velocidad del viento impedían que penetraran en el interior.
El equipo de investigación observó importantes implicaciones a la hora de considerar los efectos del cambio climático. Se prevé que el calentamiento global intensifique los patrones de precipitaciones, lo que puede aumentar la deposición húmeda de partículas exteriores y reducir la entrada de bacterias del exterior en el interior.
Como consecuencia, podría disminuir el número de bacterias de exterior que contribuyen al microbioma de interior. Este cambio podría tener consecuencias imprevistas para la salud inmunitaria, ya que podría socavar el desarrollo y el mantenimiento de un estado inmunitario tolerante.
Este estudio pionero pone de relieve las complejas interacciones entre los factores ambientales y las comunidades microbianas y su posible impacto en la salud humana», afirma Amin.
Los resultados deberían servir de llamada de atención sobre la necesidad de seguir investigando el delicado equilibrio entre nuestro entorno interno y nuestra salud. Mientras navegamos por un mundo en constante cambio, comprender los matices de nuestro microbioma corporal es un reto fundamental y aporta ideas que podrían configurar nuestro espacio vital y nuestra salud en las generaciones venideras», concluyó Amin.