Salud

El frío estimula el apetito en el cerebro: ésta es la razón científica

caruri 996.png
caruri 996.png
Ahora, neurocientíficos del Instituto de Investigación Scripps (EE.UU.) han identificado un circuito cerebral que hace que los mamíferos quieran comer más cuando se exponen al frío.

Madrid, 20 ago (EUROPA PRESS) -.

Cuando los mamíferos se exponen al frío, automáticamente gastan más energía para mantener su temperatura corporal normal. Este mayor gasto energético provocado por el frío conduce a un aumento del apetito y la alimentación, pero hasta ahora se desconocían los mecanismos específicos que lo controlan.

Ahora, neurocientíficos del Instituto de Investigación Scripps (EE.UU.) han identificado un circuito cerebral que hace que los mamíferos quieran comer más cuando se exponen al frío.

En el estudio, publicado en la revista científica Nature, los investigadores identificaron un grupo de neuronas que actúan como “interruptor” del comportamiento de búsqueda de alimentos relacionado con el frío en ratones. Los hallazgos podrían conducir a posibles tratamientos para la salud metabólica y la pérdida de peso.

Se trata de un mecanismo de adaptación fundamental en los mamíferos y, si se llega a comprender en el futuro, podría potenciar los efectos metabólicos del frío y de la quema de grasas”, afirma el Dr. Li Ye, autor principal del estudio.

Dado que la exposición al frío aumenta la quema de energía para mantener el calor, se ha estudiado la inmersión en agua fría y otras formas de “terapia fría” como forma de perder peso y mejorar la salud metabólica.

Uno de los inconvenientes de la terapia del frío es que la respuesta humana evolucionada al frío no está diseñada para causar pérdida de peso (un efecto que podría haber sido fatal durante la frecuente escasez de alimentos de la época premoderna).

El frío, al igual que la dieta y el ejercicio, aumenta el apetito y contrarresta el efecto de pérdida de peso. En el estudio actual, el equipo del Dr. Ye se propuso identificar los circuitos cerebrales que median en el aumento del apetito causado por el frío.

Una de sus primeras observaciones fue que los ratones sólo aumentan el apetito tras un retraso de unas seis horas cuando empieza a hacer frío (de 23 a 4 grados centígrados), lo que sugiere que este cambio de comportamiento no es simplemente un resultado directo de la sensación de frío.

Utilizando técnicas de microscopía de lámina luminosa y de trazado luminoso de todo el cerebro, los investigadores compararon la actividad de las neuronas de todo el cerebro durante las temperaturas frías y cálidas.

Inmediatamente se hizo una observación importante. Mientras que la mayor parte de la actividad neuronal del cerebro se reducía considerablemente en condiciones de frío, había una mayor activación en una parte del cerebro conocida como tálamo.

Finalmente, el equipo se centró en un grupo específico de neuronas llamado núcleo xifoides, situado en la línea media del tálamo, y demostró que la actividad de estas neuronas aumentaba en condiciones de frío, justo antes de que los ratones salieran de su letargo inducido por el frío para buscar comida.

Cuando había menos comida disponible al comienzo del frío, el aumento de la actividad del núcleo xifoides era aún mayor, lo que sugiere que estas neuronas responden más al déficit energético inducido por el frío que al frío en sí.

Cuando los investigadores activaron artificialmente estas neuronas, los ratones mostraron un mayor comportamiento de búsqueda de comida, pero no de otras actividades. Del mismo modo, la supresión de la actividad de estas neuronas redujo el comportamiento de búsqueda de comida de los ratones.

Estos efectos sólo aparecieron en condiciones de frío, lo que sugiere que se requieren señales distintas del frío para que cambie el apetito. Esta región es conocida desde hace tiempo por su papel en la integración de señales de recompensa y aversión y en la orientación del comportamiento, incluida la alimentación.

En última instancia, estos hallazgos pueden tener relevancia clínica. Los resultados son de especial interés porque sugieren que el frío puede bloquear el aumento normal del apetito provocado por el frío, y que regímenes de exposición al frío relativamente sencillos pueden promover más eficazmente la pérdida de peso.

Uno de nuestros principales objetivos en este momento es averiguar cómo desvincular el aumento del apetito del aumento del gasto energético. También queremos averiguar si este mecanismo de aumento del apetito inducido por el frío forma parte de un mecanismo más amplio utilizado por el organismo para compensar el gasto energético extra, por ejemplo después de hacer ejercicio”, añaden los investigadores.

TRA Digital

GRATIS
VER