Madrid, 21 Ago (EUROPA PRESS) – (Español)
Los dientes podrían almacenar anticuerpos durante cientos de años, lo que permitiría a los científicos investigar la historia de las enfermedades infecciosas humanas, según una nueva investigación de la Universidad de Nottingham y el University College de Londres (Reino Unido) publicada en iScience.
Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmunitario como respuesta natural a organismos infecciosos como virus y bacterias. Su función es reconocer estos microorganismos para que el sistema inmunitario pueda atacarlos y eliminarlos del organismo.
En este estudio se comprobó que los anticuerpos extraídos de dientes humanos medievales de hace 800 años eran estables y seguían siendo capaces de reconocer proteínas víricas.
La investigación, dirigida por el profesor Robert Layfield y el técnico de investigación Barry Shaw, de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad de Nottingham, en colaboración con el profesor Anisur Rahman y el doctor Thomas McDonnell, de la Facultad de Medicina del University College de Londres, es una antigua Se amplía así el estudio de las proteínas del
Ya se han recuperado e identificado con éxito proteínas antiguas conservadas en el esmalte dental de rinocerontes de hace 1,7 millones de años y en cáscaras de huevo de avestruz de hace más de 6,5 millones de años.
En este nuevo estudio, los autores también han hallado pruebas preliminares de que, al parecer, se conservan anticuerpos estables en huesos de mamut de casi 40 000 años de antigüedad, así como en dientes humanos medievales.
La paleoproteómica ha logrado recuperar e identificar proteínas antiguas conservadas en el esmalte de dientes de rinoceronte de 1,7 millones de años de antigüedad y en cáscaras de huevo de avestruz de más de 6,5 millones de años.
En el nuevo estudio, los autores también hallaron pruebas preliminares de que, al parecer, se conservan anticuerpos estables en huesos de mamut de casi 40.000 años de antigüedad, así como en dientes humanos medievales.
Anteriormente, el equipo de Nottingham aplicó esta ciencia al análisis de otras proteínas relacionadas con enfermedades recuperadas de huesos y dientes humanos arqueológicos, lo que permitió identificar una rara forma antigua de la enfermedad esquelética de Paget.
En la ciencia del descubrimiento, estamos acostumbrados a esperar lo inesperado, pero el descubrimiento de que se podían purificar anticuerpos intactos y funcionales a partir de los restos óseos del registro arqueológico fue bastante inesperado. Se sabe que las proteínas antiguas son estables, pero solían ser proteínas «estructurales» bastante inertes, como el colágeno y la queratina.
Los anticuerpos pueden analizarse para ver si siguen sirviendo para reconocer virus y bacterias después de cientos de años. En este caso, se descubrió que los anticuerpos de dientes medievales eran capaces de reconocer el virus de Epstein-Barr, causante de la fiebre glandular. En el futuro, quizá sea posible estudiar cómo reaccionan los anticuerpos de especímenes antiguos ante enfermedades que existían en aquella época, como la peste negra», afirma Rahman.