Meriden, Connecticut – Mikey llegó a la verbena poco después del mediodía y pronto caminaba de la mano de su mujer, Marisa, entre los humeantes quioscos de parrillas que cocinaban asados al espetón.
Tras deambular entre la gente, cogió una silla de playa, la colocó sobre la hierba y se sentó frente al proscenio con parientes y amigos que ondeaban banderas puertorriqueñas y llevaban camisas y sombreros que recordaban a las monostrelladas. Sentado en pantalones cortos, zapatillas de tenis y una camiseta blanca de manga larga en el Festival Boricua de Meriden, aquí hace unos días, Mikey parecía uno de los cientos de boricuas que celebraban su cultura y sus raíces en una tarde sofocante. Sólo una cosa le distinguía de los demás. Eran los cuatro hombres de gafas oscuras y rostro adusto que siempre le seguían a distancia.
‘El Dr. Miguel Cardona, Secretario de Educación de EE UU. ‘, dice Héctor Cardona, organizador del Festival Boricua de Meriden y padre del único miembro puertorriqueño del gabinete del presidente estadounidense Joe Biden, mirándole desde el escenario.
El Secretario Cardona, uno de los primeros nombramientos de Biden confirmados por el Senado de EE.UU. el 1 de marzo de 2021, nació y creció en esta ciudad de 60 000 habitantes, el 20% de los cuales son de origen puertorriqueño y el 72% de la población hispana de la ciudad. Nació en Meriden y comenzó su carrera en Meriden como maestro de escuela primaria, director de escuela, superintendente adjunto de la ciudad para la enseñanza y el aprendizaje y, finalmente, Comisionado de Educación de Connecticut, nombrado por el gobernador Ned Lamont en 2019.
El secretario Cardona nunca ha salido de Meriden, 21 millas al sur de la capital del estado, Hartford. Prueba de ello es su forma espontánea de caminar entre la gente del pueblo, saludando, abrazando y charlando con ellos cuando asiste al Festival Boricua. Es lo mismo cuando está en el barrio o en la sala de reuniones. Es lo mismo cuando hablo con el Presidente. Porque crecí aquí y lo viví aquí», dice este puertorriqueño de 48 años, doctor en educación por la Universidad de Connecticut (UConn) y padre de dos hijos.
La historia de Cardona la han contado durante los últimos 100 años innumerables puertorriqueños de todos los rincones del país. Su padre llegó a Meriden desde Aguada cuando él tenía siete años. Su madre, Sara Rosa, vino de Aguada, también con 13 años; ambos eran hijos de trabajadores puertorriqueños de la caña de azúcar que llegaron al país en los años 60 en busca de una vida mejor. Meriden es un fenómeno bastante extraño, pero no del todo infrecuente. Lo mismo ocurre en otros lugares. Hay gente de Santa Isabel en New Haven, de Kayei en Bristol y de Carolina en New Britain. Un fenómeno similar ocurre en otros estados. Perth Amboy, en Nueva Jersey, por ejemplo, tiene prácticamente la mitad de habitantes que San Sebastián.
Meriden es una ciudad de postal, con su casco urbano de edificios de ladrillo de color vino rodeado de exuberantes colinas verdes. La familia Traverso llegó aquí casi por casualidad en los años 50. Su padre, Secretario de Educación, continuaba la línea familiar por parte de madre. Mi tío vivía en Nueva York (a dos horas y media en coche de aquí). Un domingo, mi tío decidió dar una vuelta en coche y llegó a Meriden y le gustó. Fue a Aguada y todo el mundo le dijo: ‘Deberías ir allí'», cuenta Héctor Cardona.
Los puertorriqueños llegaron aquí sin conocer el idioma ni la cultura. Trabajaron en la construcción, la agricultura y en una fábrica de platería que funcionó aquí durante muchos años. Como en todas partes, se aferraron a su cultura y vivieron con ella. En el festival hubo pintxos, frituras, arroz con gandules, pernil, innumerables monoestrelladas y, por supuesto, ‘bocheteos’ y gente acelerando sus coches.
Llevo aquí desde 1960, cuando tenía siete años. No hablaba inglés, así que me hicieron estudiar al lado de una chica que hablaba los dos idiomas. Al cabo de seis meses, ya sabía defenderme’, dice este policía ahora jubilado.
Su mujer, Sarah, vino con su madre de la zona de Guayabo, en Aguada, y dejar su tierra natal siendo adolescentes no fue fácil. No sabía inglés y era difícil ir a la escuela. Pero, gracias a Dios, me adapté y aprendí inglés’, recuerda la mujer, que ha sido ama de casa toda su vida y trabajó en una fábrica cuando sus hijos llegaron a la edad adulta.
Ambos son conscientes del enorme salto que supone llegar a un país donde ni siquiera conocían el idioma y hoy son padres de una secretaria de Educación, una policía y otra hija también educadora en Florida, donde se trasladaron con su familia.
‘Éramos los cimientos, el modelo a seguir, la base’, dice su madre. ‘Miguel era un chico tranquilo, calmado desde pequeño, pero muy inteligente’. ‘Miguel era un chico callado, tranquilo desde pequeño, pero muy inteligente. Fue una sorpresa para él. Pensé que era una broma. Me picaba la piel. Es una bendición», añade.
El Jefe Cardona es consciente de lo que significa para él la historia de su familia, de cómo se han abierto camino en la vida y han salido adelante, a pesar de las dificultades de la vida en este país.
La historia de mis padres me demuestra que hay mucho talento, mucha inteligencia, mucho potencial en esta isla y que nosotros, todos los latinos y todos los puertorriqueños, tenemos que apoyarnos mutuamente. Los valores de mis padres y el trabajo duro de mi abuelo y mi abuela son la razón por la que estoy aquí. Porque cuando visité la isla, vi cómo es el carácter puertorriqueño, muy fuerte y que saben superarse’.
Y añadió: ‘Muchas veces, la gente siente que le echan eso a los puertorriqueños. Yo soy diferente. Estoy orgulloso de mi familia, de mi música y de mi cultura. Siempre me he sentido orgulloso de ser puertorriqueño».
Durante sus dos años y medio de mandato, Cardona visitó 43 estados, además de Puerto Rico. Cuando se le pregunta si siente un apego especial por Puerto Rico en el desempeño de sus funciones, sonríe de inmediato. Habla con entusiasmo de los planes especiales del Departamento Federal de Educación para Puerto Rico y de su página de Facebook para informar al público sobre iniciativas especiales para los puertorriqueños.
Estamos tratando con el Gobierno de [Pedro] Pierluisi. Pero quiero comunicarme directamente con el pueblo de Puerto Rico’, afirma el Secretario. Para mí, Puerto Rico es personal. Para mí, Puerto Rico es personal.