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OVNIs y extraterrestres Misteriosa ciudad estadounidense adyacente al Área 51

caruri 552
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Rachel, Nevada - Una furgoneta negra vigila las 24 horas del día un camino empedrado en las montañas de Nevada, donde coyotes y antílopes campan a sus anchas. Hace diez años, el Departamento de D.

Rachel, Nevada – Una furgoneta negra vigila las 24 horas del día un camino empedrado en las montañas de Nevada, donde coyotes y antílopes campan a sus anchas.

Hace diez años, el Departamento de Defensa confirmó su existencia, afirmando que había sido utilizado como campo de entrenamiento por las Fuerzas Aéreas estadounidenses desde 1955, pero este anuncio llegó demasiado tarde. Demasiado tarde, porque unos 50 aficionados a los ovnis ya se habían trasladado a un pueblo cercano en la década de 1990.

El pueblo, llamado Rachel, donde apenas sobreviven casas remolque y casas prefabricadas, fue colonizado por estadounidenses jubilados que habían descubierto la ubicación de la base y creían que el gobierno estaba analizando restos de ovnis.

En Rachel, a dos horas y media de Las Vegas y a decenas de kilómetros en línea recta por una autopista extraterrestre que parece sacada de una película, el nombre de David Grouch se repite ahora invariablemente en las conversaciones de los vecinos. Se trata de un antiguo oficial de inteligencia de las Fuerzas Aéreas que el 26 de julio afirmó en el Parlamento que el Gobierno había ocultado durante años pruebas de la existencia de aeronaves extraterrestres y “restos biológicos no humanos”.

Grouch no es una figura nueva. Instaría a quienes no crean en la existencia que nos visita a que pasen una noche aquí. Verán lo inimaginable’, dijo a EFE Michael, gerente de Rachel’s Little A Lane, un bar y motel situado a 32 kilómetros de la base de Groom Lake.

Sin embargo, la comparecencia de Gursch como miembro del Subcomité de Seguridad Nacional, promovida por demócratas y republicanos, no tenía precedentes en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Tal y como permite la ley de Nevada, allanó el camino a la ‘estigmatización’, según Jamie, un vaquero de 50 años que llegó pistola en mano a un bar de la ciudad tras un día en el rancho.

La gente nos dice que somos bichos raros extraterrestres”, explica a EFE Jamie, que se trasladó a Rachel tras investigar el “Incidente de Roswell” en 1947, cuando un objeto desconocido se estrelló en una granja de Nuevo México. Aunque el supuesto incidente extraterrestre pasó desapercibido, la cuestión adquirió una dimensión inusitada en 1978, cuando el físico nuclear Stanton T. Friedman y otros investigadores completaron un estudio en el que sugerían que el Gobierno estadounidense había ocultado restos del impacto de Roswell por motivos de “seguridad nacional”.

A ello siguió un prolongado debate público, que se intensificó después de que el Ministerio de Defensa admitiera en 2017 que llevaba una década trabajando en un “programa avanzado de identificación de amenazas aeroespaciales” para investigar objetos voladores de origen desconocido.

Según el Pentágono, el reconocimiento de la existencia de estos fenómenos aéreos, que han sido avistados 650 veces en lo que va de año, ha dividido las posturas entre la hipótesis extraterrestre y quienes aseguran que son aviones, globos o radares de agencias de inteligencia de grandes potencias como China y Rusia.

‘Rosie, una turista de Tennessee, dijo a EFE desde el único motel de Rachel. Como ella, 55.000 personas visitan la ciudad cada año para acercarse un poco más al Área 51, aprovechando que el capitalismo prospera en una de las bases más secretas del mundo, fabricando todo tipo de souvenirs y llevándose a casa chapas con forma de alienígenas y camisetas de naves espaciales.

El conflicto sobre los ovnis se ha recrudecido tanto en los últimos años que, según una encuesta de Gallup, unos 135 millones de estadounidenses apoyan ya la hipótesis extraterrestre en 2021.

La reacción se ha extendido a la comunidad científica estadounidense, con figuras clave como Avi Loeb, catedrático de Física Teórica de la Universidad de Harvard, declarando abiertamente que “civilizaciones extraterrestres están intentando establecer contacto con la humanidad”.

Loeb declaró a EFE que el testimonio de Gursch podría “ofrecer nuevas posibilidades” si él y otros dos testigos (el ex comandante de la Marina David Flaber y el ex piloto Ryan Graves) aportan “pruebas concluyentes”. Por el contrario, Seth Shostak, astrónomo de la organización científica Search for Extraterrestrial Intelligence (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), promovida por Carl Sagan y financiada por la NASA, declaró sin rodeos a EFE que “lo que ha dicho Grolsch es ridículo”.

El investigador afirmó que se han realizado investigaciones para detectar la posibilidad de “vida extraterrestre”, pero que los restos biológicos no humanos mencionados por Grusch eran “ridículos”.

Shostak preguntó sarcásticamente: “¿Los ovnis y los extraterrestres interesan sólo a EE.UU., o todas las naciones están confabuladas?”.

Al caer la noche, las advertencias del camarero Michael resonaron en las montañas que rodean a Rachel. En Estados Unidos se puede creer en los ovnis, se puede cuestionar al gobierno, pero ¿en qué cabeza cabe no ser patriota?

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