Trasladada por Nicolás de Ogando en 1502 a la margen occidental del río, donde se encuentra hoy, según historiadores debido a un huracán que la destruyó, la Ciudad Primada de América fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, en 1990.
Andar sus calles, visitar sus monumentos y museos, conversar con sus moradores -amistosos y solidarios- escuchar su música, es ser espectador de una ciudad que mantiene sus tradiciones y, a la vez, resalta por ser una de las de mayor crecimiento y desarrollo urbano de la región caribeña, aunque no en todos sus puntos.
Para muchos, recorrer la zona colonial es una verdadera enseñanza de la historia: allí se ubica la primera calle de América (Las Damas), el palacio Virreinal o Alcázar de Diego Colón, conventos de diversas órdenes y la Catedral Primada de América, la que con sus diferentes estilos de arte antiguo embelesa a quienes visitan Santo Domingo.
Un recorrido por ese sitio Patrimonio Cultural de la Humanidad, título otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) permite revivir una bella época de consagración al arte de siglos anteriores que, sin embargo, parecen cercanos por el excelente estado de conservación del edificio.
Desde mayo pasado, la zona colonial está sujeta a trabajos de restauración de varios de sus centros históricos y culturales, entre estos los monumentos Alcázar de Colón y Puerta de la Misericordia, así como la fachada de varios patrimonios arquitectónicos, como iglesias y capillas.
También, el museo de las Casas Reales, la iglesia de Las Mercedes y el convento de los Dominicos, entre otros, los que son visitados por alrededor de un millón de viajeros extranjeros cada año, al constituir esa parte de la ciudad el mayor centro cultural del país.