Maryland – Un equipo de expertos en salud pública y tormentas estimó que probablemente más de 18.000 personas, en su mayoría de forma indirecta, perdieron la vida a causa de huracanes y tormentas tropicales de baja intensidad en EE.UU. continental entre 1988 y 2019. Estimación. Esta cifra es 13 veces mayor que la estimación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de 1.385 muertes directas por tormentas, pero los autores del estudio dijeron que estas cifras no son directamente comparables.
El estudio, publicado el miércoles en Science Advances, analizó los cambios en el total de muertes en los condados afectados antes, durante y después del huracán y comparó esas cifras con las de años normales, en lugar de incluir sólo a los ahogados, golpeados por escombros o fallecidos directamente en la tormenta. Los investigadores utilizaron métodos estándar de salud pública para estimar el aumento de muertes por huracán.
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Robbie Parks, epidemiólogo medioambiental de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y autor principal del estudio, afirmó: «Es la diferencia de cuánta gente muere en un día normal sin huracán».
Según Parks, después de una tormenta aumentan las muertes por problemas cardíacos y pulmonares, infecciones, lesiones y problemas de salud mental. Es una época estresante, de limpieza y reconstrucción.
Parks afirmó que, aunque los meteorólogos hacen un trabajo encomiable al contabilizar las muertes durante la tormenta, indirectamente, sobre todo porque muchas personas mueren después de que haya pasado la tormenta, «parece que los estadounidenses más pobres y vulnerables no están incluidos y se contabilizan menos».
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‘Los más pobres son los que más están sufriendo’, dijo el epidemiólogo Parks. Es una buena oportunidad para demostrarlo con cifras».
Utilizando el Índice de Vulnerabilidad Social de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Parks dividió los condados estadounidenses en el tercio menos vulnerable, el tercio más vulnerable y el tercio medio. En el caso de los vientos huracanados, el tercio más vulnerable representó el 57% del exceso de víctimas mortales, mientras que el tercio menos vulnerable representó el 6%.
En teoría, las conclusiones de este estudio tienen sentido. ‘Esto se debe a que los ciclones tropicales a menudo dejan a las comunidades vulnerables mucho tiempo después de tocar tierra’, dijo Michael Brennan, director del Centro Nacional de Huracanes, en un correo electrónico.
El Centro de Huracanes es más consciente de esta situación, ya que sus expertos inspeccionan las zonas afectadas, aumentan el compromiso de la comunidad con los más vulnerables socialmente e incrementan la traducción de las alertas de tormenta a otros idiomas, afirmó Brennan.
No me sorprende, pero sí me entristece profundamente que el exceso de mortalidad sea mayor entre los más vulnerables socialmente», afirmó Kerry Emanuel, científico especializado en huracanes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que no participó en el estudio. Son los más pobres entre los pobres los que se llevan la peor parte del sufrimiento, sin ningún lugar al que ir y sin medios para refugiarse». El número de personas que murieron como consecuencia de las tormentas es mucho mayor, afirma Jim Kosin, antiguo científico especializado en huracanes de la NOAA que ahora trabaja para la First Street Foundation, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la evaluación de riesgos climáticos.
Averiguar cuántas personas perdieron realmente la vida como consecuencia de una tormenta es mucho más difícil que limitarse a contar las muertes directas de las que informan los medios de comunicación, afirma Kosin.
Por ejemplo, el Centro Nacional de Huracanes calculó que 1.200 personas murieron a causa del huracán Katrina en 2005, pero después de considerar el número de muertes antes y después de ese suceso y compararlo con la tasa de mortalidad normal de 30 años para ese lugar durante ese periodo de tiempo, Parks y su equipo calcularon que la cifra era de 1.491 personas.
El equipo de Parks encontró una diferencia significativa entre el número oficial de víctimas mortales de la supertormenta Sandy de 2012 y el número de víctimas mortales que ellos calcularon. Parks cifró el número de víctimas mortales en 1.193. Y la mayor diferencia fue Irma en 2017, cuando la NOAA dijo que 92 personas murieron directa o indirectamente en EEUU, mientras que Parks contó 1.202.
Brennan, del Centro Nacional de Huracanes, dijo que el centro elabora informes oficiales sobre tormentas y utiliza estadísticas de mortalidad basadas en información proporcionada por autoridades gubernamentales, centros forenses y organizaciones de noticias meses después de que la tormenta tocara tierra. El centro no tiene acceso a estudios estadísticos a largo plazo utilizados para calcular las muertes «indirectas», pero intenta incluirlas cuando es posible, como en el caso del Katrina en 2005 y de María en 2017.
En un informe separado para la Sociedad Meteorológica Americana, el Centro Nacional de Huracanes analizó el número de muertes por huracanes directas en la última década y lo comparó con datos históricos. Descubrió que la proporción de personas que mueren por marejadas ciclónicas es considerablemente menor, pero la proporción de estadounidenses que mueren por inundaciones de agua dulce es mayor.
De 1963 a 2012, casi la mitad de todas las muertes por huracanes fueron causadas por mareas de tempestad NOAA ha hecho un esfuerzo concertado para mejorar la previsión de mareas de tempestad, la alerta y la sensibilización entre los residentes costeros Desde 2013, sólo el 11% de las muertes por huracanes han sido causadas por mareas de tempestad afirma el Centro de Huracanes.
Sin embargo, las muertes debidas a inundaciones de agua dulce han aumentado del 27% al 57% de todas las muertes por huracanes. Esta cifra puede haber sido distorsionada por las muertes del huracán Harvey en 2017, cuando 65 muertes se debieron a inundaciones de agua dulce. Las muertes por corrientes de resaca y mareas de tempestad aumentaron del 6% al 15% de las muertes por huracanes.
Associated Press, por Seth Borenstein.
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