Ciudad de México – De acuerdo con estimaciones de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN) del INEGI, en 2022 el número de personas de de 60 años y más será de 17958 707 personas, lo que representa 14% de la población total de México.
Un estudio de la Dirección General de Análisis Legislativo del Instituto Belisario Domínguez prevé que en 2030 los adultos mayores representarán el 15% de la población, y en 2050 rondarán el 23%.
Se estima que en la actualidad aproximadamente 1.3 millones de personas en México están afectadas por la enfermedad de Alzheimer, que representa entre 60 y 70% de todos los diagnósticos de demencia y afecta con mayor frecuencia a personas de 65 años o más.
Según el Dr. Ángel Alberto Ruiz Chow, neuropsiquiatra del Centro de Neurología del Centro Médico ABC, antes de la pandemia, una de cada cuatro personas mayores de 65 años en el mundo padecía Alzheimer u otras complicaciones de la demencia.
La enfermedad se produce cuando las proteínas beta mieloproteína y TAO, que forman parte de la estructura neuronal del cerebro, pierden su constitución con el paso del tiempo, interfiriendo en la señalización neurológica y fisiológica normal del cerebro y afectando a la disfunción cognitiva.
Los expertos señalan como factores de riesgo la mala alimentación, la falta de ejercicio, la diabetes, las enfermedades cardiometabólicas como la hipertensión arterial, el síndrome de Down y los traumatismos craneoencefálicos.
Si un aneurisma daña el tejido cerebral, pueden aparecer problemas cognitivos y también demencia vascular.
Los primeros síntomas son cambios en la memoria de acontecimientos recientes, olvidos de cosas como dejarse la cocina encendida o perder las llaves. Algunos pacientes presentan síntomas como desorientación, pérdida de la orientación hacia determinados lugares, dificultades con el lenguaje, olvido de palabras y rutinas.
Si está en riesgo y experimenta algún síntoma, se recomienda un examen general. El ABC incluye una prueba de scrimmaging para evaluar aspectos cognitivos y, si se detectan fallos en el pasado, se puede realizar una evaluación exhaustiva y estandarizada.
Esto permite establecer un diagnóstico y realizar un examen clínico adicional para escuchar al paciente y a su familia y valorar si el deterioro cognitivo interfiere en la vida diaria y, en caso afirmativo, pasar al tratamiento. También se realiza una tomografía por emisión de positrones y una prueba de detección de la proteína TAO en el líquido cefalorraquídeo, que puede realizarse en el Centro Médico ABC.
Una vez realizado el diagnóstico, se ofrecen distintos niveles de tratamiento, según el estadio de la enfermedad del paciente. El Dr. Ruiz explica: «En la enfermedad leve a moderada, se recomienda un programa de rehabilitación cognitiva para garantizar que el paciente recupere alguna función o que el deterioro se estabilice y no progrese».
En la enfermedad de moderada a grave, a los pacientes se les administran fármacos que modulan la acetilcolina, un sustrato neuroquímico asociado a la enfermedad de Alzheimer (relacionado con la memoria y otros neurotransmisores), u otro fármaco que bloquea la entrada de un exceso de calcio en las células nerviosas, provocando neurotoxicidad y apoptosis, lo que conduce a la muerte de las células nerviosas, deterioran aún más la función cognitiva, pero para un diagnóstico preciso y un tratamiento eficaz, se recomienda acudir a un centro especializado como el ABC. Si no se trata esta afección neurológica, la función física general puede seguir deteriorándose. Desgraciadamente, la muerte por complicaciones como infecciones pulmonares, paradas cardiopulmonares, etc. son consecuencias frecuentes de la enfermedad demencial», afirma el experto.
Además, señala que los pacientes son tratados por neurólogos, psiconeurólogos, neuropsicólogos, médicos rehabilitadores físicos, geriatras e internistas. Este tratamiento multifacético es necesario porque, además de tratar el estado de ánimo, la agitación y la psicosis que aparecen a medida que avanza la enfermedad, como la diabetes y la hipertensión, hay que estar atentos a la aparición y progresión de otra serie de enfermedades que hay que controlar.
Una forma de prevenir enfermedades neurológicas como la demencia y la enfermedad de Alzheimer es controlar el estrés, que es un factor de riesgo a largo plazo; tratar la depresión y la ansiedad; mantenerse físicamente activo, que es un factor de protección; y estar siempre activo cognitivamente.
Hoy en día, la gimnasia mental es un buen factor para saber en qué áreas hay que mejorar las habilidades cognitivas, y los neuropsicólogos son expertos en esta área.
Como mensaje final en el marco del Día Mundial del Alzheimer, el doctor Ángel Alberto Ruiz Chau dijo que la mejor manera de prevenir la gravedad de los síntomas que la propia edad puede tener, así como cuidar la salud física y mental, es acudir a un especialista lo antes posible, lo pospone no, déjalo pasar y cuida tu salud.
AM.MX/fm’.