20 Sept Madrid, 20 Sept (EUROPA PRESS) – Arqueólogos de la Universidad de Liverpool y de la Universidad de Aberystwyth afirman que los humanos ya construían estructuras de madera hace 500.000 años.
Arqueólogos de la Universidad de Liverpool y de la Universidad de Aberystwyth afirman que los humanos ya construían estructuras de madera hace 500.000 años, antes de lo que se pensaba.
El estudio, publicado en la revista Nature, se basa en madera bien conservada excavada en el yacimiento de Karambo Falls, en Zambia, que data de hace al menos 476.000 años, antes de la evolución de nuestra especie, el Homo sapiens.
El análisis experto de las marcas de corte de las herramientas de piedra talladas en la madera demuestra que los primeros humanos dieron forma y unieron dos grandes troncos para construir la estructura.
Se trata de la primera prueba en el mundo de que los troncos se unieron deliberadamente. Hasta ahora, las pruebas del uso humano de la madera se limitaban a hacer fuego, excavar con palos y fabricar lanzas.
La madera rara vez se encuentra en yacimientos tan antiguos porque es propensa a pudrirse, pero el nivel freático permanentemente alto de las cataratas de Karambo preservó la madera.
Este descubrimiento refuta la creencia común de que los humanos de la Edad de Piedra eran nómadas. Estos humanos no sólo disponían de una fuente de agua perenne en las cataratas de Karambo, sino que los bosques circundantes les proporcionaban alimentos suficientes para asentarse y construir estructuras.
El profesor Larry Barham, de la Escuela de Arqueología, Clásica y Egiptología de la Universidad de Liverpool, que dirige el proyecto de investigación Raíces Profundas de la Humanidad, declaró en un comunicado: “Este descubrimiento ha cambiado nuestra forma de pensar sobre nuestros primeros antepasados. Olvídese de la etiqueta ‘Edad de Piedra’ y fíjese en lo que hacían. Utilizaban su inteligencia, imaginación y tecnología para crear cosas que nunca antes se habían visto o existido”.
Cambiaron su entorno para hacer la vida más fácil, aunque sólo fuera construir una plataforma para sentarse junto al río y hacer sus tareas cotidianas. Esta gente era más parecida a nosotros de lo que pensábamos”, subraya.
Las excavaciones fueron datadas por expertos de la Universidad de Aberystwyth mediante un nuevo método de datación por luminiscencia.
El profesor Geoff Dollar, de la Universidad de Aberystwyth, declaró: “Utilizamos la datación por luminiscencia porque es muy difícil datar excavaciones con una antigüedad tan grande. Este nuevo método de datación tiene implicaciones de gran alcance, ya que nos permite datar mucho más atrás en el tiempo y reconstruir yacimientos que ofrecen una visión de la evolución humana”.
Y añade: “El yacimiento de las cataratas de Kalambo ya fue excavado en la década de 1960, cuando se encontraron fragmentos de madera similares, pero hasta ahora se desconocía su verdadera importancia porque no se habían podido datar.”
El yacimiento de las cataratas de Kalambo, en el río Kalambo, está situado sobre una cascada de 235 m de altura al borde del lago Tanganica, en la región de Rukwa, en la frontera entre Zambia y Tanzania. Por su importancia arqueológica, la zona figura en la lista indicativa del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Según nuestras investigaciones, el yacimiento es mucho más antiguo de lo que se pensaba y su importancia arqueológica es aún mayor”, afirma Darrah. Esto refuerza el argumento de que el yacimiento debería ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la ONU”. La investigación forma parte del proyecto pionero Raíces Profundas de la Humanidad, que investiga cómo se desarrolló la tecnología humana durante la Edad de Piedra. El proyecto está financiado por el Consejo de Investigación de Artes y Humanidades del Reino Unido y en él participan equipos de la Comisión Nacional de Conservación del Patrimonio de Zambia, el Museo Livingstone, el Museo Moto Moto y el Museo Nacional de Lusaka.
Las cataratas de Karambo son un lugar maravilloso y un patrimonio importante para Zambia”. El equipo de Raíces Profundas está deseando que salgan más descubrimientos apasionantes de sus arenas anegadas”, confiesa el profesor Barham.