Entretenimiento

El castrismo ‘asiste’ a la cultura cubana en el exterior con festivales

caruri 117.png
caruri 117.png
Miami, EE UU. - Cada día, la cultura cubana sigue dando la cara mientras la dictadura desprecia a su pueblo. Sin las manifestaciones de los artistas e intelectuales cubanos, la isla habría naufragad.

Miami, EE UU. – Cada día, la cultura cubana sigue dando la cara mientras la dictadura desprecia a su pueblo. Sin las manifestaciones de los artistas e intelectuales cubanos, la isla habría naufragado, incluso en las circunstancias más difíciles.

El castrismo se ha quedado sin eufemismos. Están en juego muchas ganancias mal habidas que no se atreven a rendirse ante la evidencia de la calamidad. Incluso partidarios de siempre han dado la espalda a Castro.

Quisieron convertir al dúo Buenafé y a la poetisa Nancy Morejón en defensores de la revolución y hacer ver que eran falsamente acusados por la contrarrevolución de la diáspora, pero la valiosa clase intelectual internacional mostró agotamiento e indiferencia.

Aún sobreviven incautos y cómplices, como el cantautor español Rosalen, que siguen celebrando como un acto de fe el empobrecimiento y la indigencia del pueblo cubano. La resistencia, la fuerza física, todo se pone patas arriba. Da lo poco que tengas. Hay mucho que dar. Y quieres estar en un sitio donde te sientas bien, así que es normal que todo el mundo te desee lo mejor y se emocione de que estés aquí».

El músico Robertico Carcasses, que ha fijado su residencia en España porque Cuba es insoportable y «arde», dice que volverá cuando se sienta preparado, pero no como exiliado.

Mientras Carcasses hijo despotricaba contra el régimen, como siempre, como precio por tener que mudarse, una publicación burocrática sacó finalmente a colación el 85 cumpleaños de su padre, el legendario Bobby, que se celebró con un concierto en La Habana.

‘¿Qué le preocupa a Bobby Carcass estos días?’ preguntaba un periodista del diario La Jiribilla en un texto inédito. Pinta, compone, toca el piano y la tumbadora, canta, toca el bajo y el fliscorno. Pero, ¿qué le preocupa y qué quiere hacer en esta etapa de su vida? Ante esta pregunta, me sorprendió confesándose filósofo y hablando de los documentos que escribe con paciencia y cordura.

Luego comienza una cita oportunista, como si un padre, domado por el tiempo y la reacción, respondiera a su hijo rebelde: «Nací en Jamaica, pero soy cubano de los pies a la cabeza. Nací en Jamaica, pero soy cubano de los pies a la cabeza».

Estos son algunos de los alegatos que los ideólogos castristas practican cuando intentan desacreditar a sus oponentes.

Pedro Luis Ferrer, tras tropezar varias veces, dio finalmente un mínimo concierto. Lograron acorralarle sin la ayuda que esperaban.

El perseverante crítico e historiador del Séptimo Arte cubano, residente en Camagüey, no se amilana ante la trampa tendida para hacerle desistir de su proyecto, sino que insiste en crear un centro cultural donde se venere el cine como es debido.

La inteligencia y la buena voluntad no tienen cabida entre quienes sólo se preocupan por hacerse con el poder.

Mientras unos artistas son encarcelados y otros se dan a la fuga, la dictadura prepara para noviembre el segundo festival cultural de expatriados cubanos «Cuba va conmigo», organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cultura. Quienes deseen participar deben ponerse en contacto con la misión diplomática cubana en el extranjero en su país de residencia o con el comité organizador, cuyos miembros no son confidentes, a través de una dirección de correo electrónico que se hace pública a tal efecto.

Estas embajadas y consulados tienen potestad para denegar la entrada a sus propios ciudadanos y chantajear a quienes no se comporten, ya que corren el riesgo de perder sus propios privilegios.

La convocatoria hace hincapié en que el concepto principal de asistencia es «Cuba va conmigo».

Sin embargo, en la edición de este año, los organizadores han dado un giro y sueñan con que «lo novedoso de esta edición sea proporcionar a los participantes una actualización sobre la legislación vigente y desarrollar un foro para proponer y promover proyectos de cooperación y negocios relacionados con el sector de las industrias culturales y creativas en nuestro país».

El festival es una kumbancha descarada, donde se tienen en cuenta todos los géneros artísticos y los niños disfrutan de un espacio especial.

La facción que «supervisa» el sector cultural en el Ministerio del Interior ya debe estar elaborando sus parámetros. No es difícil imaginar que ya tienen una lista de personas indeseables, tanto dentro como fuera del país.

Mientras la cultura cubana se apresura en el camino hacia la libertad, los perpetradores disfrutan de un banquete de melancolía.

TRA Digital

GRATIS
VER