Huelva, 20 Sep (EUROPA PRESS) -.
Un equipo científico liderado por el científico del CSIC Carlos Ibáñez, de la Estación Biológica de Doñana (EBD), ha observado cómo una especie de rapaz nocturna, el búho cornudo, depreda sobre la especie de murciélago más rara y amenazada de Europa, la mayor de su especie.
Según señala el CSIC, la depredación por parte del búho real fue un factor de mortalidad “significativo” en una pequeña colonia de investigación de murciélagos aislada en la Reserva Biológica de Doñana, a pesar de que los murciélagos constituyen una proporción “insignificante” de la dieta del búho. Los resultados de estos estudios se publicaron en la revista científica de acceso abierto Royal Society Open Science.
Los animales nocturnos son difíciles de observar en la oscuridad de la noche y su comportamiento es poco conocido. Por ejemplo, se sabe que los búhos depredan murciélagos, pero aún no se conoce del todo cómo atrapan a los ágiles murciélagos en la oscuridad. Estudios anteriores sobre el comportamiento depredador de los murciélagos, como la migración a refugios, sólo han arrojado resultados “ambiguos”.
Para realizar este estudio, el equipo de investigadores analizó más de seis meses de grabaciones de vídeo de cajas artificiales para murciélagos utilizadas como dormideros diurnos por una pequeña colonia de zorros voladores en la Reserva Biológica de Doñana. La mayoría de las cacatúas de las colonias estudiadas también llevaban transpondedores internos pasivos (etiquetas PIT), que permitían registrar los movimientos de los murciélagos entre los dormideros.
El análisis de las imágenes mostró que, en la mayoría de las noches, las lechuzas intentaban cazar murciélagos. También se observó que en la mayoría de los casos se posaban en los dormideros o cerca de ellos, intentando atrapar desde el aire a los murciélagos que se acercaban o persiguiéndolos.
A pesar de su presencia “frecuente” cerca de los dormideros, el número “insignificante” de murciélagos capturados por el tucán leonado sugiere que los murciélagos pueden representar una proporción “insignificante” de la dieta del tucán leonado. Sin embargo, contrariamente a las hipótesis anteriores, y a pesar de la presencia regular de tucanes cerca de sus dormideros, los murciélagos no cambiaron de dormidero en su respuesta. Se calcula que la depredación por el búho real es responsable del 30-40% de la mortalidad de trepadores en la zona estudiada.
Aunque no podemos descartar la posibilidad de que los murciélagos no fueran conscientes del riesgo de depredación, parece muy poco probable que no detectaran a los búhos moviéndose sobre sus dormideros. Sin embargo, creemos que la falta de dormideros alternativos puede ser un factor que contribuya a la inusual fidelidad de los buitres a sus dormideros”.
De hecho, debido a la deforestación y a la falta de grandes árboles viejos con madrigueras de pájaros carpinteros, que proporcionan refugio natural a las grandes polluelas, en muchas zonas muy deforestadas del sur de España, se han encontrado las grandes polluelas en árboles exóticos de parques urbanos como el famoso Parque de María Luisa, en Sevilla, y en el Parque Nacional de Doñana, donde Utilizan cajas nido para murciélagos como refugio. Carlos Ibáñez, jefe del Grupo de Investigación de Murciélagos del Instituto de Biología de Doñana, ha declarado: “Nuestro estudio demuestra que incluso la depredación natural de baja intensidad puede tener efectos significativos, especialmente en poblaciones de murciélagos pequeñas, locales o aisladas”.
Los científicos plantean la hipótesis de que “la baja disponibilidad de dormideros también puede afectar a la capacidad de los murciélagos para escapar de la depredación cambiando de dormidero” y que “en tales casos, incluso la depredación natural puede tener un impacto indebido en las poblaciones de murciélagos, especialmente en el caso de especies muy raras, y moldear la distribución de las especies de murciélagos”. incluso tienen el potencial de moldear la distribución de las especies de murciélagos”, especialmente en el caso de especies muy raras, de presencia local, como el grillo moteado mayor, amenazado por la pérdida de hábitat, la deforestación y el desarrollo insostenible de la energía eólica.
Los autores afirman que los resultados de este estudio “nos ayudan a comprender” la distribución de los murciélagos y “contribuyen a su conservación”. Las conclusiones sugieren que incluso la depredación natural “puede suponer una amenaza” para la conservación de especies raras si “también se ven limitadas por la pérdida antropogénica de hábitat o la falta de lugares de cría”.