CIUDAD DE MÉXICO (AP) – El pianista cubano Roberto Fonseca ha estado ligado a la música desde niño, pero nunca la ha utilizado como medio para describir su vida, como lo hace en su disco La gran diversión, nunca ha utilizado la música como medio para retratar su vida.
Sin caer en tópicos, Fonseca puede afirmar que éste es su disco «más personal». Es su primer álbum en cuatro años, después de que muchos de sus planes se vieran interrumpidos por la pandemia. Su último disco, Yesun, era un proyecto de trío que prometía muchas giras, pero se canceló. Y dijo.
De vuelta a la zona cero, Fonseca se vio a sí mismo.
‘En una entrevista por videollamada desde La Habana, habló de la aparición de «La gran diversión». Ahora cuento muchas de las historias que antes no me atrevía a contar, por vergüenza o por miedo».
Fonseca nació en La Habana en 1975 y empezó a tocar la batería a los cuatro años. Su padre estudió percusión y su madre fue cantante y bailarina en el Tropicana Club. Sus hermanos también son músicos, uno pianista y el otro batería. También tiene un tío percusionista.
Tuve la suerte y la bendición de que mi madre siguiera siendo cantante. Crecí escuchando música clásica un día, rumba al siguiente y bolero, jazz y funk la misma noche».
Empezó a tomar clases de música clásica a los ocho años y le encantaba la música, pero también madrugaba para ir a la escuela de 8 de la mañana a 5 de la tarde e iba a la playa y jugaba los fines de semana, mientras que sus amigos que no tomaban clases de música terminaban a la 1 de la madrugada.
De adolescente, tuvo periodos de rechazo y momentos en los que quería divertirse, pero consiguió mantenerse centrado y continuar con sus estudios. Unos años más tarde, ya adulto, «se le fue la olla» con las fiestas y las novias hasta el punto de querer que le echaran de la escuela. Su madre, preocupada, fue a casa de su profesora para pedirle que le diera otra oportunidad.
Su madre, preocupada, fue a casa de la profesora y le pidió que le diera otra oportunidad, pero la profesora no tenía buena opinión de su hijo y le dijo que nunca sería músico. Su madre le contó este incidente y se convirtió en el punto de partida para que volviera a centrarse. Describe esta situación en una de las canciones del álbum que lleva el nombre de su madre, «Mercedes».
Es una canción muy emotiva, pero la hice en forma de bolero porque a mi madre le gustan los boleros», dice Fonseca. Al principio de la canción, se oye la voz de su madre diciendo «Ve, créeme, que tu luz se refleje en el agua».
Fonseca también ha luchado por encontrar su voz en la música.
‘Rachmaninoff, Johann Sebastian Bach, Beethoven. …… Puedo tocar todo eso. Pero prefiero hablar con la gente. Prefiero el silencio.
La primera vez fue cuando mi madre me enseñó un vídeo de Oscar Peterson, reflejado en ‘Oscar Please Stop’, un juego de palabras con el nombre de Peterson.
Cuando lo vi, me emocioné mucho y dije: «De ninguna manera, yo nunca podría tocar así»», cuenta.
La segunda vez fue cuando un profesor le enseñó a Glenn Gould en Canadá. Le pasó lo mismo y pensó que no era para él. Por eso dice que el disco está «dedicado a la gente que apoya mucho a la gente que cree en algo».
Fonseca colaboró con Buena Vista Social Club, una experiencia que describe como «el paraíso».
Porque el estilo de música cubana que más le gusta es Son Montuno. «Nunca morirá, pero hay que respetar el valor que tiene».
Además de tocar el piano en el álbum Mi sueño, de Ibrahim Ferrer, fue el productor de diez temas y fue nominado a un Grammy Latino en la categoría de Mejor Álbum Tropical Tradicional.
Uno de los invitados de La gran diversión también procede de una colaboración con músicos del Buena Vista Social Club. Conoció a la violinista Regina Carter mientras estaba de gira con Omarra Portuondo, y colaboraron en «Kinka Mache», que había imaginado interpretar con el violín desde que la compuso.
El cantante holandés Clarence Becker participó como invitado en «Mani Mambo».
La intención con esta canción es que la escuche el mayor número de gente posible». El ritmo electrónico está ahí».
Fonseca dice sentir debilidad por las melodías de Oriente Medio y los Balcanes, que quiso reflejar en «Yanim», que significa «querido» en macedonio, e incluyó un canto yoruba en «Osini». Por otro lado, en «Baila mulata», se deja llevar por el mambo al estilo de «Oye cómo va». En el vídeo de esta canción, rodado en La Habana, Fonseca baila.
En diciembre ofrecerá conciertos en el Teatro Eslava de Madrid y en el Olympia de París. Será fenomenal», afirma.