Madrid (EFEverde) – La capa de ozono, el manto que envuelve la Tierra y la protege de las radiaciones, se está recuperando tras la firma del Acuerdo de Montreal en 1987, pero es un problema «no resuelto» y «aún podría tardar años», por lo que es necesario reforzar el cumplimiento de las medidas contenidas en el documento y sus enmiendas y acelerar el calendario.
En este sentido, el portavoz de Energía de Greenpeace, José Luis García Ortega, declaró a EFE que, a pesar de que el Acuerdo de Montreal se firmó hace 36 años, el problema del agotamiento de la capa de ozono «no se ha resuelto».
Sin embargo, según el físico y astrofísico de Greenpeace, «la recuperación de la capa de ozono llevará mucho tiempo, todavía varias décadas».
El tema de las celebraciones de este año es el «Convenio de Montreal: restauración de la capa de ozono y mitigación del cambio climático», pero según García Ortega, «algunas de las sustancias responsables directas e indirectas del agotamiento de la capa de ozono no han dejado de utilizarse, a pesar de que su producción está prohibida».
En mayo de 1985, los geofísicos británicos Joe Furman, Brian Gardiner y John Shanklin publicaron un estudio que demostraba que la capa de ozono de la Antártida se estaba agotando rápidamente.
Los científicos señalaban a los gases clorofluorocarbonados (CFC), utilizados como refrigerantes en desinfectantes, aerosoles y cosméticos, como la causa del agotamiento de la capa de ozono en el hemisferio sur.
Según García Ortega, «esta decisión tardó mucho tiempo en surtir efecto a nivel mundial», y explicó que la industria química también distribuía «otros gases alternativos (HFC) que también destruyen la capa de ozono y que también fueron prohibidos».
Además, la industria química también distribuía otros gases que «no afectan directamente al ozono pero agravan el calentamiento global y dañan indirectamente la capa de ozono».
Un portavoz de Greenpeace en materia de energía afirma que, aunque el problema de estos gases «se ha identificado y está a punto de prohibirse», «aún no se ha aplicado».
Así, «la capa de ozono sigue agotándose. La capa de ozono tardará décadas en recuperarse del todo porque las consecuencias de lo que se ha hecho en el pasado se mantienen durante años y estos gases siguen actuando».
La paradoja, argumenta García Ortega, es que «todos estos compuestos son sustituibles» y se ha demostrado que «se han desarrollado alternativas» desde la firma del Acuerdo de Montreal, pero el problema es que «se ha tardado demasiado en actuar».
Las previsiones actuales apuntan a que la recuperación de la capa de ozono podría lograrse en «2066, es decir, dentro de unos 50 años», aunque esto «no puede demostrarse con absoluta exactitud», y es de esperar «a menos que retrocedamos».
Además, afirmó que es necesario «erradicar por completo» el uso de estas sustancias tóxicas que «siguen circulando» y no agravan el cambio climático, lo que «también tiene un impacto directo en el potencial de recuperación de la capa de ozono». Los astrofísicos de Greenpeace explican que el proceso de agotamiento del ozono se genera directamente por el cloro y el bromo de los gases CFC, y que para que se produzca esta reacción química son necesarias unas condiciones físicas que la favorezcan.
Estas condiciones son la ‘formación de cristales de hielo’ en la atmósfera que facilitan la reacción, a la que ‘ayuda’ la erupción de volcanes como este volcán submarino, y las erupciones que se producen en la misma época cada año.
Estas condiciones físicas son ‘naturales’, explica, y ‘lo que no es natural’ son los compuestos químicos que destruyen el ozono, y ‘está en nuestras manos controlarlos’.
Lo que se necesita para acelerar la recuperación de la capa de ozono», afirma, «es el pleno cumplimiento del Acuerdo de Montreal y todas sus enmiendas, incluidos todos los gases que afectan directa o indirectamente a la destrucción de la capa de ozono».
El problema, argumenta, es que estos plazos ‘siguen siendo lentos’ y, aunque están en fase de cumplimiento, cuanto antes se deroguen, mejor.
Según la Agencia de Meteorología (Aemet), organizadora junto a otros organismos de la XVIII Campaña Internacional de Calibración e Intercomparación de Medidores de la Capa de Ozono y Luz Ultravioleta, celebrada en el observatorio atmosférico del INTA en El Arenocillo (Huelva), el Convenio de Montreal y su Enmienda de Kigali son «potentes gases de efecto invernadero con vidas medias de más de 50 años». de los HFC, sustitutos de los CFC, que son «potentes gases de efecto invernadero con una vida media de más de 50 años».
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Convenio de Montreal y sus enmiendas han reducido en un 99% la producción y el consumo de sustancias «nocivas» para la capa de ozono.
El Director General de la OMM, Petteri Taalas, subraya la importancia de los esfuerzos de la comunidad de Vigilancia Atmosférica Mundial (VAG) para coordinar la red mundial de vigilancia del ozono. Sin embargo, señala que el cambio climático está «ralentizando» la recuperación de la capa de ozono.
Según el Servicio de Vigilancia Atmosférica Copernicus (CAMS), el inicio de la formación del agujero de ozono antártico, «un fenómeno atribuido a la erupción del Hungatonga, debido a los cambios en la composición de la atmósfera superior», se «adelantó» este año debido al aumento del vapor de agua que aportó a la atmósfera de diciembre de 2021 a enero de 2022
Según el CAMS, el fenómeno de este año «comenzó inusualmente pronto» y durante el mes de julio se registró el mínimo de columna de ozono más bajo en el Hemisferio Sur de los últimos 40 años.EFEverde
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