París El gran éxito comercial del pintor italiano Amedeo Modigliani (1884-1920) se debe en gran parte a su primer marchante, el francés Paul Guillaume.
Modigliani es «uno de los pintores más vendidos en el mercado del arte», explica Cécile Girardeau, conservadora del Museo de la Orangerie.
Este éxito se debe a que fue uno de los pintores de vanguardia más conocidos y populares de la Europa de la primera mitad del siglo XX.
Estaba abiertamente influido por el arte africano, que acababa de descubrirse en Europa, y por el arte medieval y religioso italiano, que formó en su Livorno natal.
El resultado fueron retratos de mujeres con pequeños ojos almendrados, colores amplios y atrevidos y líneas enérgicas y muy imitadas.
Modigliani pasó sin aliento por el París de principios de siglo, adonde llegó en 1906.
Hacia 1915, conoció al galerista Paul Guillaume por mediación del escritor Max Jacob.
Guillaume se había convertido en galerista después de trabajar en un garaje donde se entregaban regularmente cargamentos de caucho procedentes de las colonias francesas de África.
Uno de ellos contenía una máscara africana, y Guillaume quedó fascinado por el descubrimiento, explicó a Afp Sylphide de Dalany, autora de una biografía del coleccionista.
En 1911, el poeta Guillaume Apollinaire descubrió estas máscaras colgadas en la ventana de su garaje. Fue el comienzo de un cambio decisivo en el arte europeo.
Y Paul Guillaume fue una ayuda fatídica para el recién llegado Modigliani.
Este pintor italiano de fuerte personalidad estaba convencido de su genio, pero aún no había dado el salto.
Guillaume «le apoyó y le preparó un estudio», explica Simonetta Fracelli, comisaria de la exposición junto a Cecile Girardeau.
Este marchante francés «desempeñó un papel importante en la promoción de la obra de Modigliani en Estados Unidos».
Modigliani se había dedicado a la escultura poco antes de conocer a Guillaume, y entre 1915 y 1916 volvió a la pintura con la ayuda de su agente, que le rindió un vivo homenaje en varios retratos que se recopilaron por primera vez en esta exposición de París.
El pintor italiano pintó el lema «Novo pilota» en uno de estos retratos. Modigliani cree que Guillaume es el nuevo piloto que le sacará de la pobreza.
Más de 100 cuadros de Modigliani pasaron por las manos de Guillaume, que representó al italiano hasta que perdió su puesto en favor del marchante polaco Leopold Zborowski.
En enero de 1920, Modigliani murió de meningitis fulminante. Su leyenda no había hecho más que empezar en Estados Unidos, donde sus obras alcanzaron rápidamente precios elevados.
