Economicas

Los taxis eléctricos conquistan ciudades de todo el mundo. Londres ya funcionaba hace 120 años

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Londres ya probó por primera vez las ventajas (y desventajas) de los taxis eléctricos hace más de 120 años. Europa se encamina hacia los vehículos eléctricos. No es ningún secreto, es una deci.

Londres ya probó por primera vez las ventajas (y desventajas) de los taxis eléctricos hace más de 120 años.

Europa se encamina hacia los vehículos eléctricos. No es ningún secreto, es una decisión tomada por los políticos continentales, que en el último minuto intentan sacar adelante posibles alternativas y excepciones.

Pero estamos hablando de Europa como Unión Europea, y el Reino Unido también ha decidido dar el salto. Y es que quiere dar el salto completo en 2030, cinco años antes que España.

En el camino hacia los vehículos eléctricos, el transporte público está en el punto de mira. Desde autobuses a taxis, ciudades como Hamburgo han prohibido el uso de vehículos de gasolina y gasóleo. En España, ya se han constatado las espectaculares mejoras en confort y ahorro que supone el uso de vehículos eléctricos como taxis.

Sin embargo, mucho antes de que los vehículos eléctricos se convirtieran en una alternativa popular o en la movilidad del futuro elegida, ya había taxis eléctricos en Londres, desde 1897.

En España, los taxis circulan desde 1909. Hace unos años, ABC informaba de la llegada de los primeros taxis a la ciudad de Madrid. De hecho, fue el propio diario el que informó del anuncio de «diez flamantes Landores, amplios para cuatro personas, con todas las comodidades y aspecto» en los que se puede conducir y montar.

Con anterioridad, ya en el siglo XVII se habían establecido servicios de transporte en mulas, pero no fue hasta principios del siglo XX cuando se empezaron a utilizar vehículos autónomos como taxis. Sin embargo, como en otros temas de movilidad, España iba muy retrasada. El Reino Unido iba años por delante.

Los primeros vehículos autopropulsados a vapor empezaron a circular en el siglo XVIII, pero hasta finales del XIX no fueron reconocidos como taxis en Londres. Hasta poco antes del cambio de siglo, los taxis tenían que ser tirados por caballos, ya que los vehículos autopropulsados se consideraban peligrosos.

El problema, como sugiere esta crónica rescatada por Autocar, era que los conductores tenían verdaderos problemas para conducir sus coches en línea recta. Quizá por los problemas de dirección, el enorme peso del vehículo y unos frenos que apenas mantenían la masa del coche bajo control, los coches sin motor seguían considerándose vehículos peligrosos.

En 1897, sin embargo, todo cambió. Porque a partir de entonces, los vehículos autopropulsados se utilizaron como taxis. Y el culpable fue el coche eléctrico.

Como explican los periódicos británicos, el hombre detrás de todo fue Walter Bersey, un joven ingeniero que desarrolló autobuses, furgonetas y, sí, el primer taxi eléctrico.

Bersey reunió a periodistas en la London Electric Cab Company en agosto de 1897. Con el respaldo del gigante chino Geely Automobile (Geely), propietario de Polestar y Volvo. Coches eléctricos, empresas chinas. Pero esa es otra historia.

Significativamente, fue allí donde Bersee dio a conocer su artilugio: un vehículo con una batería de 40 celdas y 170 Ah que podía funcionar durante un día entero, alcanzando unos 16 km/h con un motor de 3 CV, y como la red eléctrica estaba inmadura, una empresa privada suministraba electricidad al almacén de la London Electrical Cab Company. Allí se cargaba la batería y se conducía el vehículo hasta el almacén de la London Electrical Cab Company.

Allí se cargaban las baterías y se ponía a punto cada uno de los 75 vehículos que pasaron a formar parte de la flota de taxis eléctricos de Londres. Pero, ¿cómo se cargaban estos vehículos eléctricos, el mismo tipo de sistema que NIO está intentando extender en China y Europa, donde se sustituyen las baterías? Se utilizó una plataforma hidráulica para levantar el coche y la batería se montó en la parte inferior.

Según un periodista del Daily News de la época, citado en el artículo de Autocar, el problema era que el coche eléctrico pesaba bastante, cerca de 1.500 kg. Esto significaba que las ruedas eran demasiado pequeñas para traccionar bien en algunas situaciones y los frenos no podían con la masa, lo que hacía que el coche se inclinara peligrosamente hacia los lados.

Poco después, los vehículos de combustión interna se generalizaron y la tecnología eléctrica desapareció. Las mecánicas que hoy prometen sustituir a las primeras tienen muchos de los inconvenientes de entonces (como el evidente sobrepeso), pero también muchas ventajas».

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