España – Chipre : retransmisión en directo online de los partidos de clasificación para la Eurocopa
Algunos progresistas están muy enfadados porque Carlos Alcaraz compartió una tarde de toros con José Antonio Camacho en Murcia y disfrutó del cartel estrella de Morante de la Puebla, José María Manzanares y Alejandro Tarabante en la feria de septiembre. Están muy enfadados. Los antitaurinos no perdieron la oportunidad de verter odio y rencor por el simple hecho de que los campeones de España ejercieron su libertad para demostrar su compromiso con su identidad nacional y sus raíces culturales, la Fiesta Nacional. A todos aquellos que se escondieron cobardemente y arremetieron contra Alcaraz, les diría que su ira es una reconfortante dosis de papanatismo.
Conviene recordarles que destacados artistas y literatos españoles como Goya, Picasso, Dalí, Barceló, García Lorca o Alberti habían expresado su admiración por la tauromaquia. En eso consiste el sectarismo ideológico. Alcaraz es un tenista de talento con el nombre de España cosido a su raqueta, y como murciano se siente español. Y como español, disfruta de la Fiesta Nacional tanto como millones de sus compatriotas. Para los representantes más vulgares del progresismo, las alcalás y los toros parecerían sentimientos anticuados. Si en la feria de Murcia le brotó urticaria al ver las imágenes de los campeones de España, ya sabe lo que tiene que hacer. No se puede hacer mucho más ante el sarpullido provocado por el sectarismo ideológico. Es decir, lo único que puedes hacer es gritar ‘Viva Alcalá, viva la Fiesta Nacional’ y mandarlos a la mierda.
