Sin embargo, en la vida, como en el salto, todo puede cambiar en fracciones de segundo. Cambió para Nin cuando jugaba baloncesto en su infancia y un día un amigo lo invitó a probar la gimnasia.
Cambió cuando la insistencia de su entrenador en aquel entonces lo convenció de abandonar su natal Barahona para marcharse con 11 años a Santo Domingo.
Y volvió a cambiar ahora en Santiago 2023, donde después de sacar un boleto olímpico a París 2024 en el all around, dominó la prueba en que se había coronado campeón de América hace cuatro años.
Y eso que ahora, en el Centro de Entrenamiento de Deportes Colectivos, el experimentado brasileño Arthur Mariano le puso el listón alto: tuvo dos saltos de 14.500 y 14.433 para concluir con un puntaje de 14.466. Pero Nin, que acabó promediando lo mismo, realizó en su segundo intento un flic flac espléndido que por su mayor dificultad le dio el triunfo, pese a arrastrar unas molestias en el tobillo derecho desde hace un año.
Ya finalizada la competencia, se le vio festejar eufórico una medalla que va “para todos los dominicanos”, según expresó a los periodistas en la zona mixta, sin que en ninguna de sus respuestas asomara la palabra “retiro”, prueba locuaz de los giros que da la vida y los saltos con que el deporte emociona.