Durante casi una década, se ha encargado de hacer de la música tropical, especialmente la dominicana, el alma de las fiestas en la ciudad de Cincinnati, Ohio.
El azote de Cincinnati es el dominicano Tomás Aquino Méndez Cincinnati, Ohio – cuando se trata de música tropical, y la alegría que trae a los que necesitan sus servicios, entre los latinos de la ciudad Un nombre salta a la palestra en el
Es DJ Wilson Serrano, alias El Azote. Es el responsable de que la música tropical, especialmente la dominicana, sea el alma de las fiestas locales desde hace casi una década.
Amenizando cumpleaños, reuniones familiares, actividades sociales y encuentros empresariales con merengue, salsa, bachata, cumbia, corrido mexicano y otros ritmos tropicales, DJ Wilson El Azote fue bautizado por quienes vieron por primera vez sus animaciones.
Y mucho han cambiado las cosas desde 1996, cuando Serrano llegó a Cincinnati, hasta hoy.
Mi llegada aquí fue por casualidad. Dos semanas después de llegar a Nueva York, no encontraba nada que hacer. Una empresa vino al Bronx, donde yo vivía, buscando gente para trabajar en Cincinnati», recuerda.
Dice que fue a esa empresa con otros 12 dominicanos. Subieron a un autobús y 12 horas después estaban trabajando para una cadena hotelera de esta ciudad».
Él y sus compatriotas lo pasaron mal porque no entendían inglés. Imagínate. Lo más duro era cuando tenían que servir a los clientes. Pedían una bebida y yo les traía un refresco. Pedían una silla, tenía que llevarles una toalla, pedían café, tenía que darles agua, en fin, eran momentos complicados, pero divertidos», recuerda con una sonrisa.
Además de camarero, dice que también trabajó como conserje, jardinero, limpiador de baños y guardia de seguridad. Pero desde aquella primera oportunidad hace 27 años, ha seguido mejorando y hoy tiene trabajos estables y mejor pagados.
Wilson dice que ahora trabaja para una gran empresa maderera. Habla con entusiasmo de su rendimiento laboral.
Me siento muy bien. La madera se utiliza en coches de lujo. La hoja que se utiliza en libros y pequeñas tarjetas de visita también se fabrica aquí, dice.
Del tronco de un gran árbol salen cientos de hojas, que se convierten en el material de educación y belleza que adorna los coches de lujo.
Wilson Serrano cuenta que de una docena de dominicanos en 1996, ahora son más de 7.000. Han creado una gran comunidad y la mayoría mantiene el contacto entre sí.
Una dominicana que vino hace 27 años es ahora su esposa Ana, con la que tiene cinco hijos, dice con satisfacción. Ella también trabaja para la misma empresa y se dedica a la venta de «quipes», «bolitos de yuca» y «empanadas».
Otros dominicanos con los que pudimos contactar en Cincinnati fueron Vidal Mercedes Cruz, María Paulino, Manuel Lora, Solani Peña, Keren García y Eduardo Cabrera.
Todos los dominicanos pudieron establecerse en la ciudad con trabajos estables y familias estables.
El Azote de Cincinnati está agradecido a Dios y a las oportunidades que ha encontrado en el proceso de ser una presencia reconocida y valorada en la ciudad.