Puede pensar y decir cualquier cosa sobre Luis Avinadel. Es tu derecho. En resumen, vivimos en un ” estado de derechos democráticos.”Avinader no es la medalla de oro, el dólar o el barril de petróleo que todos quieren, sino la virtud y el defecto , y los seres humanos no son nada extraño.
Pero cualesquiera que sean sus creencias sobre Abinader, ya sea que le guste o esté de acuerdo con sus ideas y estilo, todos los ciudadanos deben estar de acuerdo en que tenemos un presidente a tiempo completo.
Desde el día en que asumió las riendas del Estado, tuvo que trabajar duro para evitar que la economía del país colapsara en medio de una terrible crisis de salud que mantuvo al mundo cerrado y causó millones de muertes y enfermedades.
Eran días difíciles en los que el Presidente Abinader tenía todo tipo de problemas: industrias cerradas, cancelaciones masivas de empleados.Hoteles cerrados que afectan al sector turístico, empresas de zonas francas que generan empleos y riqueza, sin inversión extranjera, sin muchas reservas monetarias, sin una producción agrícola adecuada, amenazando la estabilidad, la gobernanza, la seguridad civil, etc., etc.
Que yo recuerde, por muchos años este país no ha tenido un presidente que sea tan trabajador y dedicado a su trabajo como Luis Avinader. Realmente tuvo momentos difíciles. Cuando no hay pandemia, cuando hay guerra, cuando no es guerra, es huracán, ciclón o vaguada.
Pero logra traer esperanza en medio de la desesperación, confianza en medio de la desconfianza, certeza en el pueblo dominicano en medio de la incertidumbre. Como dijimos antes, Avinader resultó ser mejor presidente que candidato. Cumplió todas las expectativas, las superó y cumplió con todos los requisitos para una persona que llegó al poder sin experiencia estatal. Pero la práctica será perfecta. Y la necesidad tiene rostro de hereje.
El país necesitaba un presidente trabajador, en una profesión de servicio y amor por su pueblo.
Durante más de 3 años he visto al Presidente Abinader “dejar la piel” en las carreteras, visitar ciudades y campos, traer soluciones, garantizar agua potable, electricidad, viviendas, escuelas y hospitales, demostrar que “el dinero es suficiente cuando no se lo roban” o invertir en orgías y fiestas lo más recientemente posible.
El Presidente trabaja día y noche en palacios y casas. Trabaja mucho todos los días, de lunes a lunes, y rara vez duerme. Para el presidente no hay fines de semana, ni días festivos. No se despide. Cuando le piden que se tome unas vacaciones y descanse unos días, dice que tiene tiempo.’.