La crisis en Haití está alimentando el tráfico en República Dominicana y Jamaica, y la demanda y distribución de armas de fuego ilegales en el país más pobre de América también alimenta la actividad criminal en la región, advierte la ONU.
Según el último informe del Grupo de Expertos de la ONU, publicado el jueves, la inseguridad, la violencia y el tráfico de armas, drogas y migrantes asolan Haití y socavan el desarrollo social y económico.
El grupo de expertos culpa a «la escasa seguridad, el vacío institucional y la debilidad de los controles fronterizos de fomentar los intereses de los delincuentes, especialmente los narcotraficantes, que intensifican sus actividades».
La demanda y distribución de armas de fuego ilegales en los países más pobres de América es un factor importante, ya que está alimentando el tráfico en la República Dominicana y Jamaica.
El comercio de armas, motor de la expansión de las bandas
Se estima que el número de armas de fuego en circulación en Haití alcanzará las 600.000 en 2022, frente a las 291.000 de 2018, la mayoría en posesión ilegal.
Las armas de fuego y la munición son objeto de una demanda constante, tanto por parte de las bandas como de los civiles, y alcanzan precios muy elevados. Como el tráfico de armas es lucrativo, han surgido una serie de pequeñas redes transfronterizas (el llamado «tráfico hormiga»).
Por ejemplo, los rifles semiautomáticos de 5,56 mm se comercian por 5.000-8.000 dólares, las pistolas de 9 mm por 1.500-3.000 dólares y los cartuchos de munición por 3-5 dólares.
El documento advierte de que «el contrabando de armas y municiones hacia Haití es una de las principales fuerzas impulsoras del creciente dominio de las bandas en la región y de la extrema violencia armada en Haití, amenazando la estabilidad regional».
Ante esta situación, el Grupo de Expertos considera que frenar el flujo de armas y municiones es una prioridad para las autoridades haitianas, y para los países de la región en su conjunto, y subraya que las disposiciones del embargo selectivo de armas deben aplicarse de manera urgente y estricta.
Puntos calientes del narcotráfico
El narcotráfico también encuentra un terreno fértil en Haití. Los expertos achacan el bajo número de incautaciones, entre otras cosas, a la «implicación de ciertos actores económicos y políticos corruptos del país que se apoyan en ciertos miembros de las autoridades de control fronterizo, de las fuerzas del orden y del sistema judicial».
Algunos empresarios y políticos han colocado a sus compinches en puestos importantes y se han aprovechado de los numerosos «puntos ciegos» del país para mover droga sin grandes interferencias, incluso en connivencia con las bandas.
A pesar de su limitada capacidad operativa, la Oficina Antidroga de Haití incautó aproximadamente 104,7 kg de marihuana y 5,4 kg de cocaína en el primer semestre de 2023, y una revisión de las incautaciones reveló la existencia de múltiples rutas de la droga en Haití, en la costa sur (Baie des Flamands, Les Cayes, Ile-à-Vache, Plaisance-du-Sud) hacia el norte (Cap-Haïtien, Port-de-Paix, Artibonite), el centro (Hinche, Mirebalais) y el oeste (Plaisance, Bon-Repos). Aunque hay varias rutas de entrada de droga en Haití, el sur es el principal punto de entrada.
El informe también menciona el tráfico de inmigrantes. El contrabando se ha convertido en un «negocio lucrativo facilitado por una variedad de actores dentro y fuera de Haití, incluidos contrabandistas, funcionarios corruptos de pasaportes y visados, funcionarios de inmigración, agentes de viajes, fletadores y constructores de barcos». El grupo de expertos visitó México, República Dominicana y Estados Unidos para conocer el impacto de la crisis haitiana en los migrantes y refugiados. En Haití, concretamente en Port-de-Paix, visitaron el lugar donde se construyen las embarcaciones para transportar a los migrantes. Los barcos cuestan entre 25.000 y 50.000 dólares y a menudo van sobrecargados con 100 personas.
Los migrantes pagan entre 1.000 y 3.000 dólares por el viaje a Estados Unidos.
Los expertos subrayan que «los migrantes haitianos en la región sufren discriminación y xenofobia debido a su etnia, idioma y condición de indocumentados». Además, la falta de sistemas de apoyo los coloca en situaciones extremadamente difíciles y los hace vulnerables a la explotación laboral y a las bandas criminales».