Praga/Varsovia, 3 de mayo (Reuters) – La República Checa y Polonia anunciaron el 3 de mayo que habían tomado medidas coordinadas para introducir controles a lo largo de la frontera con Eslovaquia con el fin de frenar los flujos migratorios ilegales y las actividades de los contrabandistas.
Las restricciones reforzadas estarán en vigor durante 10 días a partir del miércoles, con posibilidad de prórroga.
La lucha contra la inmigración ilegal es a la vez un punto de discordia y un punto de unión para los vecinos centroeuropeos.
Al mismo tiempo, como todos los países de Schengen no exigen visado dentro de la UE, el endurecimiento de los controles fronterizos ante el aumento de la migración ha provocado fricciones políticas y comerciales.
La inmigración ilegal ha sido un tema clave en las elecciones celebradas en Eslovaquia el pasado fin de semana y en Polonia a finales de este mes.
“Es un paso necesario para luchar eficazmente contra los grupos de contrabandistas y la inmigración ilegal”, declaró en la red social X el ministro checo del Interior, Vít Laksan. Esta inspección se llevará a cabo de forma aleatoria en toda la frontera y trataremos de limitar el impacto en el tráfico transfronterizo”, declaró el ministro checo del Interior, Vít Laksan, en la red social X.
El Gobierno eslovaco criticó la medida y dijo que respondería en una reunión el miércoles. El Primer Ministro eslovaco, Ludovit Odor, dijo que la cuestión debía resolverse en Europa.
Eslovaquia se enfrenta a un aumento de la inmigración ilegal hacia Alemania y Europa Occidental. La mayoría de los inmigrantes son jóvenes de Oriente Medio y Afganistán, que llegan a Hungría desde Serbia a través de la llamada ruta de los Balcanes.
(Información de Jason Hovet y Jan Lopatka en Praga, Pavel Florkiewicz y Anna Wlodarczak-Semczuk en Varsovia; edición de Carlos Serrano en inglés).