WASHINGTON (EFE) – El Partido Republicano eligió el 7 de octubre al representante Tom Emmer, de Minnesota, candidato «número tres» a la Presidencia de la Cámara de Representantes.
El representante Emmer, de 62 años, fue seleccionado por encima de otros ocho candidatos que se habían postulado inicialmente para el puesto de presidente de la Cámara, que había quedado vacante después de que el republicano Kevin McCarthy fuera destituido el 3 de octubre por una objeción del líder radical del partido, Matt Gaetz.
Se produce tres semanas después de que Kevin McCarthy fuera destituido el 3 de octubre por una objeción presentada por el radical del partido Matt Getz, que desató una tormenta de fuego.
El diputado es miembro de la Cámara de Representantes desde 2015 y es el «número tres» del Partido Conservador en la Cámara desde enero, cuando comenzó el nuevo ciclo parlamentario tras la victoria republicana en las elecciones de mitad de mandato del pasado noviembre.
De los nueve aspirantes que informaron inicialmente de su candidatura, Emmer, miembro del Comité de Disciplina Republicano, era el mejor posicionado y, al anunciar su candidatura, prometió ser siempre «honesto y directo» y no presentar propuestas inviables.
Tras la caída de McCarthy, el partido eligió inicialmente como candidato a Steve Scalise, actual «número dos» de la Cámara, pero éste se retiró antes de llevarlo a votación al darse cuenta de que no obtendría los apoyos necesarios.
Le sucedió Jim Jordan, presidente del Comité Judicial de la Cámara, que finalmente renunció a esa ambición después de que el boicot de una veintena de sus compañeros le impidiera ganar la elección.
Emmer fue también el único candidato a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo y partidario de mantener la ayuda a Ucrania, a pesar de los insistentes llamamientos dentro del partido para que no fuera una «carta blanca».
La presidencia interina la ostenta el conservador Patrick McHenry, pero hasta que haya un nuevo presidente, el presupuesto para el año en curso debe cerrarse y no pueden aprobarse nuevas resoluciones ni proyectos de ley, en un momento en que está pendiente la concesión de nuevas ayudas a Ucrania e Israel.