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Paco Ignacio Taibo II, una figura importante de la literatura mexicana

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Viví la última feria internacional del libro, Santo Domingo 2023, casi en su totalidad. Fue más pequeña que en años anteriores, con espacio y expositores limitados, pero era de esperarse para alg.

Viví la última feria internacional del libro, Santo Domingo 2023, casi en su totalidad. Fue más pequeña que en años anteriores, con espacio y expositores limitados, pero era de esperarse para alguien acostumbrado a la emoción de los libros, y disfruté por igual todo lo que vi, asistí, toqué y escuché.

Quería saludar a Raúl Zurita (cuya importancia, creo, fue subestimada por los organizadores) y a Francisco Ignacio Taibo Mahojo (también conocido como Paco Ignacio Taibo II) por su asistencia.

Sin embargo, el título de su charla era «Ficción, ideología y lectura». Malinterpreté la asociación con sus extensos escritos y pensé que probablemente se trataba del título de su último libro.

Los primeros en sentarse fueron el Ministro de Cultura y sus colaboradores, entre ellos el atento Darío Tejeda, que presentó a los ponentes.

Paco Ignacio comenzó centrándose en los aspectos políticos y culturales del libro y su lugar en la sociedad, afirmando que ningún proyecto cultural tendrá nunca una mayoría registrada, y que el libro puede vestirse de arquitecto ejemplar, pero ni siquiera de mayoritario.

El silencio del libro no era bueno, porque bajo el franquismo el silencio era sinónimo de supervivencia.

Sufrió sarampión, angina de pecho y otras dolencias. Por ello, decidió ser un niño enfermo, alimentado sin dificultad y dejado solo para que pudiera leer sus libros favoritos. Leyó a Julio Verne, Emilio Salgari y Las aventuras de Tarzán y se convirtió en un ávido lector.

Su vida se transformó cuando leyó El Capitán Tormenta de Sargari, un personaje que reta a duelo a los malvados.

En una ocasión le preguntaron si era de izquierdas, a lo que respondió Soy un nacionalista, un materialista, un idealista puro frente a las dificultades que humillan al hombre. Era miembro del movimiento sindical y leía la poesía de Ho Chi Minh, las obras completas de Karl Marx y Vladimir Lenin, y novelas sociales de la época en que el realismo estaba prohibido en Estados Unidos.

También conocí la poesía de Gabriel Celaya, Blas de Otero, Onetti y Benedetti. Soy un lector y un adolescente que leía.

Tras abandonar el Pabellón de la Identidad y la Ciudadanía, se sentó en la pared sur del Teatro Nacional, fumó un cigarrillo y compartió con sus seguidores, entre ellos Rosa José, Presidenta de la Fundación Fanclav.

Le pregunté qué le había parecido la conferencia.

El autor es poeta.

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