El torero, que lleva más de 40 años como matador de toros y es el símbolo de la famosa «tarde taurina de El Ceibo», fue golpeado y herido en un ataque sorpresa para robarle un motor.
Santos Doroteo es uno de los toreros más diestros en las famosas corridas que se celebran en El Ceibo cada año a principios de mayo. Ahora, en su séptimo año, es un decidido adicto al trabajo que se gana la vida como panadero, heladero y motoconcho, y también ha navegado a Puerto Rico tres veces con el mismo propósito: ganarse la vida para su familia.
Hasta hace poco, llevaba más de 40 años deleitando y divirtiendo a los lugareños como torero en Lidías Ceibanas, pero sobre las 5.30 de la madrugada, alguien que necesitaba sus servicios se alió con otros delincuentes para emboscarle a la salida del puente de Las Cuchillas, golpearle y asestarle varios machetazos, hiriéndole de muerte. le causaron la muerte y luego le dieron por muerto en un atraco.
En esta ocasión, Butler pudo salir de la situación con una mano que le era familiar de cuando fue atacado por un toro bravo, y aunque quedó afectado, sigue vivo.
Sin embargo, tras casi perder dos dedos de la mano izquierda, la necesidad y la inestabilidad le han pasado factura.
Santos, que recogía conchas para ganarse «cheritos», ahora no se ha recuperado de los daños sufridos y no tiene moto con la que ganarse la vida.
La chabola de la calle Febrero 26, en el barrio de Los Cahuiles, está abarrotada de muchos objetos, lo que le causa molestias.
Es la segunda vez que le roban; la última fue cuando repartía pan en Bateja de camino a La Iguera.
Se conforma con su trabajo constante, manteniendo a su familia, con la esperanza de que cuando el Ministerio de Turismo construya una plaza de toros polivalente, él sea uno de los nuevos entrenadores taurinos para aprovechar su experiencia.
Sin embargo, aún no hay fecha para esa obra, que se canceló el año pasado.