:» Prefiero preocuparme por la verdad que complacer con halagos.»
El problema que enfrentamos con la inmigración ilegal en estos días no es solo el problema de este gobierno, sino también de aquellos que han tratado de negar que durante décadas no se han tomado las medidas necesarias para contener este problema, y de la misma manera, el tema de la seguridad fronteriza ha pasado a un segundo plano, ya sea por la negligencia de los responsables de llevar a cabo esta tarea o por ciertos intereses con suficiente poder político para darse cuenta de esto. Es bien sabido que hay pocos.
En el gobierno de 12 años, para complacer a ciertos grupos económicos, los intereses de la frontera se manejaron desde el mismo Palacio Nacional.
Tanto es así que el dinero se distribuye dentro de la FF.Principalmente en el ejército, haitianos y dominicanos reclutaron y silenciaron informes sobre la cantidad de camiones llenos de haitianos que fueron conducidos de noche desde la frontera hacia el este.
Cuando se puso fin a esta práctica, los intereses se desplazaron hacia el contrabando de mercancías y la negación del trasiego de combustible, liderados por líderes políticos, principalmente de «honor», a lo largo del cordón de la frontera, siendo además, el caso, que se prolongó durante años, incluso oficiales políticamente relevantes comandados en la región.
Pero a medida que este negocio evoluciona, quiero dejar el espacio abierto y dejar que otros en diferentes profesiones se unan a este negocio negro, independientemente del tipo de poder ejercido.
Es el caso de los militares subalternos motu proprio, en connivencia con los conductores de los llamados» voladores » y los conductores de motocicletas que actúan como estos proveedores, realizaron y realizaron operaciones individuales, aprovechando la situación del momento, en lugar de dejar primero las propinas correspondientes, de modo que muchos se vuelven sordos, mudos y ciegos.
Como la disciplina estaba doblada, la efectividad de la seguridad y la falta de explicación lógica, todos pasan prácticamente por un punto de control vacío, y después de unos kilómetros, mágicamente, la acción se repite hasta justo antes de llegar al siguiente punto de control.
Bastará con observar la masa de transporte público que existe en las ciudades fronterizas, donde el número de residentes no es suficiente para llenar la parte más pequeña. Y no se requiere de mucho conocimiento para saber que una de las razones para no ver esta situación es la falta de aplicación de un estricto régimen de resultados para hacer cumplir las leyes y regulaciones establecidas para estos fines.1Si todos los que se suponía que debían haber visto y los que no vieron fueran cancelados, otros buscarían con urgencia anteojos para ver mejor.
Es decir, en cuanto a los militares, qué pasa con los políticos que «aprueban» a los pobres padres del Motoconcho y el transporte público y pasan una cierta cantidad de bolsas de mercancías, sea lo que sea. ¿Y qué pasa con los miembros del sindicato que han sido sometidos una y otra vez al contrabando de personas indocumentadas y continúan abiertamente en la misma operación?; De una gran empresa de transporte, una vez pasado por un puesto de control semivacío, lo que se cumple de nuevo.
Porque todo lo que se hizo o se dejó cancelado ayer, hoy, que fue ayer recientemente, muestra que la «cosa» que tiene mayor relación con nuestro destino, es decir, mañana, es lo que hemos hecho o dejado cancelado hoy.
«No podemos pensar y resolver el problema de la misma manera que lo hicimos cuando lo creamos.(Einstein)
La ineficacia de los políticos haitianos y su connivencia desenmascarada con los criminales son acciones que están creando el hambre y la inseguridad que sufre este grupo tribal, y estas acciones no se utilizan como armas de guerra, sino como actos deliberados contra la clase más dispuesta del país, que no tiene más remedio que tomar las colinas y los caminos que conducen al este.
Ya parece bueno para hacer girar la misma ansiedad, el mismo sufrimiento, el mismo comportamiento, como una noria. sí, señor.’.
