En los últimos días de recuperación, he retomado viejas lecturas que me han atenazado a lo largo de mi vida, pero que he postergado poner en práctica precisamente porque tengo que vivir para vivir.
No es que no las haya incorporado a mi estilo de vida, pero no con la intensidad que me gustaría.
En la sociedad actual, dominada por las redes sociales, los textos y mensajes de los textos cristianos originales, la filosofía del Tao basada en el Tao Te Ching, la forma de vida plena expuesta en el ZEN de Buda, los apuntes sobre los temas más diversos tratados por El Profeta de Khalil Gibran, las novelas de Buda dejado atrás, el mensaje del Tao Te Ching y el Tao Te Ching, etc., que es muy útil tener a mano; el mensaje dejado atrás por las novelas de Hermann Hesse; la teoría del «hombre nuevo» propuesta por el Che Guevara y apoyada por la revolución cubana; los criterios del «hombre hacia la luz» transformados por Pepe Mujica en su plan de vida; y otras docenas de contribuciones, incluido un estudio sobre la Zona Azul, hogar de algunas de las personas más longevas del planeta.
Lo que todos ellos tienen en común, sin excepción, es vivir con humildad, integridad, alegría y servicio a los demás.
Nada más. Cualquier otra cosa no es más que autobombo. Pero quiero dejar claro que esto sirve tanto para gente mayor como yo, como para adolescentes de 17 años.
La clave está en tomar decisiones e indicar el camino.
Puede que muchos nos vean como soberanos necios en un mundo en el que prima la búsqueda del beneficio, la propiedad, la fama, el reconocimiento social y la riqueza. …… Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos. Todo esto va más allá de la mera salud.
