El Estado Dominicano, pierde su fuerza institucional y los funcionarios la credibilidad mientras la República paga las consecuencias, es una situación que viene acumulándose y al mismo tiempo agravándose sin que los responsables de tan bochornoso desgarren hagan algo, se puede afirmar que la Nación Dominicana camina hacia una especie de España Boba.
El país, vive en un momento único de la historia republicana, ya que, el problema en cuestión representa un grave reto para la República, que ve caer a tierra lo poco que se ha logrado, sin que se haga un esfuerzo para detenerlo.
Esa debilidad institucional comienza por la carta fundamental, pues no es un secreto el irrespeto a la misma, y qué decir sobre la desobediencia al 93.4% de las Sentencias del Tribunal Constitucional, que aun siendo las mismas vinculantes al Estado de Derecho, no se le ha dado formar cumplimiento, poniendo en la mirilla de la comunidad Internacional, que para las orejas cuando piensa invertir aquí, pero es mucho más que lo antes dicho porque de verdad parecemos un país de chepa y anja.
Es nuestro país, quizás el único del mundo, donde en tiempo de elecciones, ponen las leyes en cuarentena, ya que durante ese proceso todo se convierte en «NA» simplemente porque los políticos buscan votos y a partir de ahí, solo importa el color, es decir que los conductores no violan leyes, ni ordenanzas, ni reglamentos, ya que todo es perfecto frente a los funcionarios civiles y militares, aunque se ande como la jonda del mismísimo diablo.
Aquí hay hooka en toda partes, se fuma bajo techo público, se profanan los símbolos patrios, los ruidos son más estridentes que en el mismo infierno, le ponen artefactos a los Vehículos que suenan como volcanes en erupción, los funcionarios civiles y militares llegan al término de mandado como lo establece la ley, pero solo se van cuando le da la gana al presidente, lo que significa que aquí todos los que están en los «carguito se llaman mundito¨.
Para que tengáis una idea hacia dónde nos lleva esa debilidad institucional, les diré que hace apenas unos días trece personas le doblaron el brazo al Poder Judicial, y otras miles se defecaron en la Ciudad Colonial, ¿y qué?
La debilidad institucional del país, es casi un paciente en estado de disentería crónica, aunque no tengo claro dónde hubo más cólico intestinal, si en los Intelectuales de la pasada Junta Central Electoral, que anularon una elecciones y todavía no se conocen las razones, o en la claque qué pintó de aquello a la Ciudad Colonial, lo que sí es seguro es que, por esa debilidad internacional, ni unos ni otros pagarán.
JMH