El pediatra Julio Cabrera cree que el mensaje de que todos los pacientes con fiebre deben acudir a urgencias es erróneo.
La hidratación es esencial para los pacientes con dengue, pero es importante que se haga bajo estrecha observación del paciente, especialmente cuando se administran líquidos por vía intravenosa, ya que una hidratación excesiva puede conducir a la muerte.
Así lo considera el pediatra Julio Cabrera, ex director del Hospital Infantil Arturo Grullón de Santiago y experto en el manejo del dengue. Le preocupa que los mensajes de precaución que envían las autoridades provoquen confusión entre las familias y estrés en el sistema sanitario.
Si bien es cierto que algunos pacientes necesitan ser hospitalizados, la realidad es que la mayoría de los pacientes con dengue pueden ser tratados de forma ambulatoria. Sin embargo, debido al mensaje de que todos los pacientes con fiebre deben acudir a los servicios de urgencias, estos servicios se encuentran bajo tensión y el personal sanitario no puede atender y orientar a los pacientes con la atención adecuada.
Esto no quiere decir que los pediatras no atiendan a niños enfermos, pero no es apropiado invitarlos a urgencias.
La fiebre no es un signo de alarma del dengue; los signos de alarma son los vómitos persistentes, es decir, vomitar más de tres veces por hora, el dolor abdominal que no cesa y la somnolencia.
Durante los primeros días, los análisis de sangre son normales, por lo que los médicos necesitan tiempo para explicar a los pacientes que estos resultados son normales, pero que deben prestar atención a otros signos de alerta además de la fiebre.
Hidratación oral
En su opinión, más del 90% de los pacientes que mueren por dengue acuden varias veces a los centros de salud, pero regresan a casa sin recibir instrucciones adecuadas sobre la hidratación y los signos de alarma.
Explicó que se recomienda la hidratación oral en casa durante los periodos febriles, pero no se recomienda la hidratación intravenosa durante los periodos febriles. Esto se debe a que el exceso de líquido en el compartimento vascular puede crear presión y, si se produce una fuga de plasma durante la fase crítica del dengue, estos líquidos pueden causar derrames pleurales masivos.
Afirmó que si un niño es reacio a beber líquidos durante la fase febril, se le debe rehidratar ligeramente con líquidos intravenosos, pero se debe vigilar cuidadosamente y retirarlos en un plazo de dos horas.
Alerta precoz.
Dijo que las epidemias deben evaluarse del mismo modo que los huracanes: los huracanes se predicen con antelación y se emiten alertas para que los residentes se preparen para ellos.
Este año, esta alerta no se emitió a tiempo; al contrario, se le restó importancia, diciendo que el número de contagios era bajo y estaba bajo control.
También señaló que el uso de términos como brote, cuando en realidad se trata de una epidemia, no conduce a que el público esté más alerta y atento a las medidas preventivas.
Los expertos señalaron que los mosquitos que transmiten el dengue se crían en agua limpia, por lo que se debería haber intervenido en una fase temprana en los lugares donde podrían haber creado criaderos, como parques y escuelas.
