Santo Domingo.-Durante varios siglos a lo largo del continente americano un día como hoy o el primero de noviembre se han honrado la memoria de sus antepasados, una de las tradiciones más conocidas como el Día de los Muertoso de los fieles difuntos que se celebra este primer y segundo día de noviembre.
Los cementerios de los fallecidos se convierten en la pieza principal de los hogares y las calles se visten de color. Según la creencia popular con esos rituales se facilitar el retorno de las almas a la tierra.
Las visitas a los cementerios, las flores, velas y altares minuciosamente preparados son los protagonistas del Día de los Muertos.
Tradicionalmente, los altares tienen varios niveles que representan las costumbres familiares.
Cada uno de ellos es elaborado con alimentos, veladoras, bebidas, flores, fotografías y objetivos personales del difunto como una ofrenda.
La historia
La importancia histórica del Día de los Muertos llevó a que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), lo agregó en 2007 a su lista del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por contribuir a recordar el estatuto cultural y social de las comunidades indígenas de México.
“El Día de Muertos se considera una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido”, establece la UNESCO.
El orígen de esta celebración tiene raíces profundas en las tradiciones de los pueblos indígenas de México, sin embargo, su naturaleza actual proviene de una fusión con fiestas católicas que fueron introducidas por los europeos en el siglo XVI.