Nueva York, 29/11 (EFE).- La llegada de ChatGPT al gran público cumplirá mañana un año, tiempo durante el cual se ha vuelto normal conversar con el robot y su creador, la empresa OpenAI, y la carrera por la inteligencia artificial (IA).
La tecnología de generación de ChatGPT no era nueva, pero el 30/11/2022, la compañía la puso a disposición de forma gratuita para cualquier persona por primera vez, impulsando su popularidad a 2 millones de usuarios y 5.000 millones de visitas diarias en 500 meses.
Los usuarios usan chatbots para innumerables tareas, desde escribir poesía hasta procedimientos burocráticos, pero arrojan respuestas falsas (o alucinaciones), y muchos parecen culpar.
La posición de OpenAI se vio reforzada con un acuerdo con el gigante Microsoft, que ha invertido 113.000 millones en el desarrollo de su tecnología y la ha utilizado con su propio chatbot, Bing, que pretende convertirse en un asistente de IA presente en todas las herramientas de la compañía.
Muchas empresas utilizan ChatGPT en la actualidad, incluida la aplicación de aprendizaje de idiomas Duolingo, el programa de mensajería instantánea Slack, la plataforma de alojamiento Airbnb y la empresa multinacional de refrescos Coca-Cola.
Paralelamente, otras tecnologías como Google y Meta están participando en la competencia generativa de IA, e incluso Elon Musk, cofundador de OpenAI con el actual CEO Sam Altman, lanzó su propio modelo, xAI.
Altman entra al juego (y gana)
Altman, la cara visible de OpenAI, revela la lucha de poder en torno a la empresa y su tecnología, y su alianza férrea con Microsoft, no por el aniversario de ChatGPT, sino por su despido fulminante y su papel en una crisis alarmante que significaría su rápida reincorporación.
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El 17/11, hubo lo que algunos medios describieron como un golpe de Estado: la junta directiva de OpenAI despidió a Altman por tener una mayoría independiente y no ser consistentemente honesto, seguido de 5 días de paro cardíaco, que terminaron con el regreso triunfal del oficial de 38 años.
Lo que sucedió durante ese período. Primero, los inversionistas de OpenAI, que no sabían nada hasta el último minuto, incluido Microsoft, presionaron a la junta para que reviviera a Altman y a su presidente, Greg Brockman, quien renunció en protesta.
Lo que pareció haberle roto la espalda al camello fue cuando la jefa de Microsoft, Satya Nadella, anunció que contrataría a Altman y Brockman para dirigir la nueva unidad independiente de inteligencia artificial de Microsoft, y la mayoría de los trabajadores de OpenAI amenazaron con abandonar la empresa y seguir al líder si los miembros de la junta no renunciaban.
22/11 OpenAI confirmó un acuerdo de principios con la nueva junta Directiva más pequeña, con la excepción de 4 de sus 3 miembros anteriores, al devolver a SAM Altman a CEO y a Brockman a presidente.Su nueva junta directiva fue aplaudida por Nadella, a quien Altman agradeció su apoyo.
El futuro de la distopía está cerca.
Según lo revelado por Reuters, la crisis de OpenAI fue causada en gran parte por un grupo de trabajadores que envió una carta a la Junta este mes advirtiendo sobre los peligros de comercializar productos de IA como ChatGPT sin comprender las consecuencias.
Luego de contactar a OpenAI y sus medios, la empresa habló en un mensaje interno tanto de la carta como del proyecto llamado q*.Este, como se muestra, es un modelo de IA que ha sido capaz de resolver problemas matemáticos básicos, citando fuentes familiarizadas con el problema y anónimas.
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Algunos trabajadores creen que Q * es un sistema de inteligencia general artificial, que es el objetivo final definido como un sistema capaz de realizar cualquier tarea intelectual al alcance humano.
También se informa que el despido de Altman tuvo lugar después de un discurso en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
El evento evoca un futuro distópico del que cientos de expertos en IA han advertido este año.Algunos, incluido Musk, han pedido que se detenga la tecnología, que es más poderosa que el último modelo de OpenAI, GTP-4.Otros, incluido Altman, representaban un riesgo de extinción comparable a una pandemia o una guerra nuclear.
Pero la mayoría de ellos continuó trabajando en estas tecnologías, según la revista experta Wired.
Los reguladores están en funcionamiento, pero la IA es más rápida
En la ONU, que celebró su primera cumbre de IA en el Reino Unido este mes, ya se están debatiendo los efectos adversos de la IA, destacando la necesidad de monitorear y convocar un comité asesor diverso para garantizar que la gobernanza se guíe por principios universales.
Además, los legisladores estadounidenses y europeos han tratado de regular la tecnología con aparente aprobación de OpenAI y otras tecnologías.
Por el momento, OpenAI quiere que todos construyan su propia versión de ChatGPT sin la necesidad de conocimientos previos de programación, y su objetivo es preparar rápidamente un GPT personalizado, un agente de IA adaptado a los usuarios.
Sarah Yáñez Richards y Nora Quintanilla
Por: EFE.