Con el auge del populismo y la intensificación de los esfuerzos por ganar votos mediante descripciones complacientes de la realidad, la verdad podría verse atacada en cualquier momento.
También sería extraño que los incidentes de corrupción atribuidos a regímenes pasados desaparecieran de las pancartas y la retórica parroquial de quienes conspiran para conservar o recuperar el poder. Al contrario, se están llevando a cabo investigaciones en busca de nuevas corruptelas de todos los colores.
Los críticos del estado de la política objetan que las encuestas de opinión se utilizan cada vez más como propaganda para ganar votos útiles, movilizar simpatizantes y desanimar a los opositores. A esta conclusión llegó el Observatorio Político Dominicano de la Fundación Global Democracia y Desarrollo en un estudio aplicado a los pasados procesos electorales.
Rafael Toribio, ex rector de la Universidad Técnica de Santo Domingo, coincidió con este criterio, al señalar que las encuestas que más se realizan en el país, con honrosas excepciones, no son utilizadas para una acción política calificada, sino que son simples instrumentos de propaganda.
LEER MÁS: Juan Lirado sostiene que renegociar el contrato de Aerodom es beneficioso para el Estado dominicano
Entre los riesgos derivados de que la guerra de encuestas compita con el trabajo de instituciones acreditadas y abra espacios para la manipulación y el sesgo, surge la alarma por la falta de regulaciones que acojan lineamientos que han sido exitosos en otros países de América Latina y Europa.
En este sentido, Vladimir Rozon, sociólogo especializado en temas electorales, calificó como una grave omisión el hecho de que algunas encuestas se publiquen con confusa credibilidad en plena precampaña electoral, ofreciendo supuestos resultados sin ninguna información sobre el tamaño de la muestra o la precisión del error declaró que se trata de una omisión grave.
En la mayoría de los casos, el receptor de los resultados se ve privado de información esencial sobre la entidad (independientemente del sexo) que contrató a la empresa encuestadora, y no se indica el texto ni la estructura de las preguntas, ni el área de población a la que las aplicó el equipo encuestador.
Tampoco se indica el porcentaje de quienes respondieron a las preguntas y de quienes no lo hicieron. El informe, firmado por Rozon, advierte de que todo ello refleja sin duda la necesidad de legislar y regular.
Y argumenta que: los sondeos de opinión tienen relevancia, especialmente cuando se trata de sondeos electorales, más aún cuando pueden influir en mayor o menor medida en la decisión final de voto. La única directriz que deberían seguir los encuestadores y los medios de comunicación es el llamamiento de la JCE a no publicar propaganda o contenidos electorales entre 24 y 48 horas antes de la jornada electoral y el mismo día de las elecciones.
En mayo pasado, el escritor, economista y ex gobernador del Banco Central Bernardo Vega dijo que la próxima contienda política será una «batalla política» en la que los partidarios del gobierno darán más dinero para subsidios (para ganar votos), recordarán la corrupción de los 12 años del gobierno de Leonel Fernández y mantendrán la obediencia (reciente) a los funcionarios del PLD, mientras que la oposición predijo que sería una campaña negativa para encontrar pruebas de corrupción y mala gestión por parte del Sostuvo que en vez de prometer resolver los problemas y mostrar las diferencias ideológicas (que no existen entre estos partidos), la campaña sería lamentablemente sucia. Su recuento de la situación política del momento sugiere que el presidente Luis Abinader, quien busca la reelección, tiene la ventaja de que el PLD y Leonel Fernández llevan varios períodos en el poder y son muy respetados, mientras que el PRM sólo lleva tres años en el poder.
En la medición de popularidad del mismo mes realizada por la encuestadora Mark Penn, que dirige Vega en este país, al comparar las posiciones de los candidatos en el 2024, solo Abinader y David Collado, del PRM, recibieron cerca del 50% de simpatía, mientras que Leonel Fernández y Abel Martínez recibieron 48% y 42% de rechazo Reacciones.
Cabe agregar que Corrado, actual ministro de Turismo, ha mantenido altos índices de aprobación en sus dos últimas gestiones en el poder, resultado que indica que el electorado se inclina por alguien que lleva poco tiempo en un cargo público.
Vega se refirió a las tendencias de la opinión pública sondeada hace siete meses por una empresa encuestadora, que mostró que el votante dominicano es inestable (impredecible a largo plazo), con un tercio de los que votan declarando que no simpatiza con ningún partido ante una organización política muy poco confiable, siendo el PRM el más popular pero con un apoyo del 50 %. Afirmó que está por debajo del 50 %.
Si se observan los resultados de las encuestas de los últimos cuatro años, las encuestadoras más precisas en la República Dominicana son Gallup, Penn, Schoen, Berland y Greenberg, todas ellas contratadas por los medios de comunicación y ninguna de las cuales tiene un margen de error (que expresa la confianza en los resultados) superior al 3,1%.
Rivalidades analíticas aparte, Gallup ha sido ampliamente reconocida por los observadores como irrefutable a la hora de predecir los resultados electorales del país durante 20 años, a veces con una coincidencia muy estrecha con las cifras oficiales: en 2012, con un margen de error de apenas 0,061%, Danilo Medina se convirtió en presidente predijo que llegaría a la presidencia, y así fue.
Antes, en abril de 2004, Gallup mostró a Leonel Fernández ganando la primera vuelta con 54,8% frente a Hipólito Mejía, y al actual candidato presidencial ganando con 57,11%.
En 2008, Leonel obtuvo el 54% de los votos, cerca del 52% pronosticado por Gallup, prolongando su gobierno. Al perdedor, Miguel Vargas Maldonado, se le pronosticó perder las elecciones con el 37% de los votos, pero obtuvo el 40.48% de los sufragios.
En 2020, pocos días antes de la jornada electoral del 22 de mayo, la Herramienta de Predicción de Resultados pronosticó que el candidato presidencial Luis Abinader ganaría la primera vuelta con el 53,7% de los votos y que la fórmula que integraba con la candidata vicepresidencial Raquel Peña ganaría con el 52,52% de los votos. Gonzalo Castillo y Margarita Cedeño se quedarían con el 37,46%.
La última encuesta Gallup pronostica que podría no ser necesaria una segunda vuelta para elegir al próximo presidente, ya que RCC Media sitúa al candidato reeleccionista Luis Abinader (PRM) con el 55,2% de los votos. El candidato de Abinader sería elegido por delante de los principales candidatos: 27,4% para Leonel Fernández (Partido Popular) y 16,6% para Abel Martínez (PLD).
Cuando se preguntó al electorado por quién votaría definitivamente en las próximas elecciones, independientemente de por quién votara, el 58,4% dijo que votaría por él. El 3% esperaba que Abinader fuera el primero, Fernández el 23,1% y Martínez el 9,8%.
A seis meses de la crucial jornada electoral, los dominicanos apoyan al Gobierno en un 64%, y un 56% califica de «buena» o «muy buena» la gestión de Abinader.
Ha reducido considerablemente las exportaciones a Haití, segundo socio comercial exterior de la República Dominicana, perjudicando a un importante sector productivo. También se le acusa de no haber conseguido ni siquiera mejoras mínimas en el sistema educativo a pesar de llevar más de tres años en el poder, y de tener que aceptar parte de la culpa por los trágicos daños del viaducto de la calle 27 de febrero, que se cobró nueve vidas. La embestida de la oposición, que no se ha rendido, encierra más frustraciones, y el sentido común dicta que algunas de ellas recaigan también sobre sus predecesores.