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Viralatas y otros perros

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Siempre hay algo que aprender de la sabiduría que emana de Don Quijote de la Mancha, el más grande de la literatura española. Les invito a leer un fragmento del prólogo que Miguel de Cervantes es.

Siempre hay algo que aprender de la sabiduría que emana de Don Quijote de la Mancha, el más grande de la literatura española. Les invito a leer un fragmento del prólogo que Miguel de Cervantes escribió a la segunda parte de su famosa novela. Permítanme decirles que Gosques, Alanos y Villalatas son un tipo de perro, pero de categorías diferentes. Leamos a Cervantes:

Había en Córdoba otro loco que tenía la costumbre de andar con un pedazo de losa de mármol o una piedra no muy ligera en la cabeza.

El perro ladraba furiosamente y no paraba hasta tres calles. Entre los perros descargados había un perro bonetero cuyo dueño le tenía mucho cariño.

Villalatus no es una raza, sino una condición canina equivalente al estatus social humano.

Bajó Song y le dio un golpe en la cabeza, el perro gritó, violó y sintió a su amo, cogió una vara de medir y salió al loco y le dejó sin hueso sano, y a todos los palos que le dio le dijo: ‘Perro ladrón, ¿a mi podenco? ¿No viste, cruel, que mi perro era podenco? Luego repitió muchas veces el nombre del podenco y echó al loco como una alheña.

El loco fue escarmentado, encerrado y no salió de la plaza durante más de un mes.

Llegó hasta donde estaban los perros y, sin atreverse a soltar la piedra, los miró de esquina a esquina, ¡diciendo!

De hecho, decía que cada perro con el que se cruzaba era un podenco, aunque fuera un alano o un gozuke, por lo que no volvió a soltar la piedra. Tal vez sea el caso de este historiador. Ya no se atrevería a soltar la presa de su ingenio en un libro que, peor, es más duro que una piedra.

El podenco es un preciado perro de caza, el alano es un perro de presa y el gosquet es probablemente un perro ordinario sin dueño.

Lo que se ha dicho del gosque se aplica bien al villalatus de la República Dominicana, pero el villalatus tiene la peculiaridad de que no es una raza, sino una condición canina equivalente al estatus social de un humano.

Esto significa que incluso una raza digna, como un pastor alemán o un mastín, puede convertirse en un villalato si se le separa de su dueño por cualquier motivo y se le obliga a sufrir para sobrevivir.

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