Además de los detenidos, se investiga a 20 personas relacionadas con la trama, dijo el viernes el Instituto de Investigación Armada de España en un comunicado, acusando a los detenidos de pertenecer a un grupo criminal y llevar a cabo robos, daños y blanqueo de capitales por la fuerza. «No es una buena idea», dijo.
Según las notas, el valor de los objetos robados alcanza casi los 2.000 millones de euros, entre joyas, teléfonos móviles, relojes y aparatos electrónicos.
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En la operación se incautaron 29 relojes de alta gama, 120 joyas (oro y piedras preciosas), 22 teléfonos móviles, productos electrónicos, 13.000 euros en efectivo y coches de lujo.
Los detenidos pueden vender muchas cosas en tiendas de segunda mano físicas y virtuales, y se están investigando 27 joyerías en Santa Cruz de Tenerife.
Esta operación se inició debido a la detección de un aumento de quejas y denuncias de pasajeros de diferentes nacionalidades por robo y hurto en equipaje facturado.
El robo se produjo después de que la maleta fuera trasladada a la bodega del avión, informó la Guardia Civil.
Los trabajadores cargaban y descargaban a un ritmo más lento y con una mayor distancia entre ellos.
Una vez dentro de la bodega del avión, abren el equipaje, perforan la cremallera de la maleta y la abren por completo, retiran el objeto de interés y lo cierran sin dejar signos de manipulación.
La Guardia Civil vela por que los miembros de los grupos criminales estén plenamente estructurados con funciones definidas de forma jerárquica.
Cada uno se encargaba de varias tareas: elegir vuelos, ocultar efectos robados, sacarlos de las instalaciones aeroportuarias, venderlos en joyerías y en Internet, y repartir las ganancias.
Para ocultar los artículos robados, se vestían con costuras internas hechas a mano o usaban sus propios casilleros personales.