Lisboa – En apenas un mes, la azafata portuguesa Marina Machete se ha convertido en la primera mujer trans Miss Portugal, y ha entrado en el top 20 del concurso Miss Universo.
Leer el artículo: Diversidad en la final de Miss Universo 2023.
Trabajó durante años como azafata de vuelo, habla español con fluidez, que perfeccionó tras vivir en la República Dominicana, y cree que tiene que haber más leyes que protejan los derechos de las personas LGBT, no sólo en la UE sino en todo el mundo.
A los 12 años ya vivía como una niña. Su abuela siempre lo intuyó, y sus padres tardaron en aceptarlo.
Sufrió acoso escolar y a los 17 años decidió trasladarse a Lisboa, donde estudió para azafata de vuelo.
En 2016, con 21 años, participó en la elaboración de la Ley de Identidad de Género, aprobada posteriormente por el Parlamento portugués, que rebaja a 16 años la edad legal para la reasignación de género en el registro civil y exige a los menores un certificado médico adjunto.
Dice que, siguiendo esta trayectoria, no volvió a sufrir discriminación en el trabajo durante muchos años, pero su carrera en el mundo de los concursos de belleza la animó a experimentarla de nuevo.
Entre los casos más sonados están el de dos comentaristas de la televisión portuguesa que debatían sobre su género y sobre si podía casarse tras ser coronada Miss Portugal, y el de un youtuber salvadoreño que, durante una retransmisión en directo previa a la gala final de Miss Universo en El Salvador, vio cómo Machete Se apartó de la cámara en el momento en que vio la aparición de Machete.
Ella se apartó de la cámara en el momento en que vio la aparición de Machete. Para Machete, este tipo de incidentes no la echan para atrás, sino que demuestran que, en su opinión, es necesario hacer avanzar los derechos y mostrar al mundo que la diversidad es diversa y maravillosa.
Para ella, es importante crear referentes como la española Ángela Ponce, que fue la primera candidata trans en la historia de Miss Universo 2018.
Machete planea volver a su trabajo como azafata de vuelo en las próximas semanas, compaginándolo con su labor como Miss Portugal, mientras aboga por los derechos LGTB en su país y en el extranjero.
Hay zonas del mundo donde todavía es difícil, legal y culturalmente, humanizar a las personas que nacen con disforia de género y simplemente intentan vivir de otra manera, explica con seguridad.
Si pudiera elegir, le gustaría dar más visibilidad a la situación de la transexualidad en América Latina, pero ve necesario este trabajo en otros continentes, como Asia y África, así como sensibilizar a la sociedad.
Puede haber protección legal», admite, pero «si no hay voluntad ni aceptación en el corazón de las personas, nadie, nadie se sentirá aceptado en el día a día».