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Diálogo con jóvenes periodistas

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Una de las experiencias más agradables para mí es mi frecuente diálogo con estudiantes de comunicación social y con quienes están a punto de dar los primeros pasos en esta maravillosa carrera. .

Una de las experiencias más agradables para mí es mi frecuente diálogo con estudiantes de comunicación social y con quienes están a punto de dar los primeros pasos en esta maravillosa carrera.

Sus preocupaciones, angustias, incertidumbres, sueños, ilusiones y expectativas me han transmitido a menudo un sentimiento similar.

En las últimas semanas, he mantenido estas deliciosas conversaciones individuales con jóvenes estudiantes.

Me han confiado sus sentimientos de infravaloración, sus luchas por saber si han hecho bien sus reportajes, su incertidumbre sobre si podrían tener éxito en una profesión tan exigente, cómo saber si están inmersos en su vocación e incluso la cuestión de cuándo un periodista se siente realizado. Éstas son algunas de las preocupaciones que me confiaron.

Expondré mis reflexiones punto por punto, tomando como ejemplo mi experiencia personal, pero soy consciente de que con otros expertos en la materia las cosas podrían haber sido muy distintas.

Y es que cuando empecé mis prácticas en una de las empresas de medios de comunicación, me sentí prácticamente ignorada. Fueron dos semanas frustrantes para una joven comunicadora que había estado esperando la oportunidad de demostrar que podía ser útil.

Mis casi 30 años de práctica de la comunicación social ilustran mejor que nadie que, independientemente de las percepciones que puedas tener de alguien que puede servirte de mentor, tienes que darle la oportunidad. Y, por supuesto, los que tienen esa oportunidad deben aprovecharla al máximo y aprender de ella las mejores lecciones.

Tengo que decir a los jóvenes comunicadores que yo experimenté la misma aprensión a la hora de limitar el enfoque de mis artículos cuando empecé. Si la entradilla resume con precisión la noticia; si el titular es atractivo, creativo y adecuado al contenido; si mi información está bien redactada; el miedo a las erratas; el temor a que falten detalles interesantes en el artículo. Estas preocupaciones son normales en los nuevos reporteros, pero es revelador que ya manifiesten su inquietud por presentar su trabajo terminado a sus jefes.

En cuanto a la duda de si acabarán teniendo éxito, probablemente sea una cuestión de actitud, no de talento profesional. Conozco excelentes periodistas que no tienen el sentido de la responsabilidad, la disciplina y la pasión indispensables para sobresalir en cualquier oficio o profesión. Hay muchos ejemplos de deportistas que, a pesar de ser infravalorados por sus directivos y entrenadores al principio de su carrera, gracias a un esfuerzo duro, disciplinado y persistente, han logrado más éxitos que otros deportistas con mejores condiciones físicas.

La vocación siempre está latente y hay quien la encuentra enseguida, pero en mi caso debo confesar que me costó descubrirla. Después de terminar dos carreras de ingeniería, un profesor de artes escénicas me recomendó que estudiara comunicación social tras leer un guión que había escrito con diálogos. El horario de clases me convenía, así que me matriculé en ese curso y, desde el primer semestre, descubrí que era mi verdadera pasión.

Cuando un joven comunicador me preguntó si me resultaba gratificante ser periodista, mi respuesta fue no. Los días en que me sentía realizado, cogía un bolígrafo y un cuaderno (estos días también podría decir mis dedos y mi teléfono móvil, ya que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo).

Pero entonces me acordaba de quienes, como el personaje mitológico griego Sísifo, me habían inspirado para presionar sin descanso sobre la pesada roca del periodismo ético.

La ventaja de estos diálogos con jóvenes comunicadores es que nos enseñan que, por mucho tiempo que se ejerza esta profesión, estos pensamientos permanecerán.

Nos siguen conmoviendo las fotografías que captan la esencia de la realidad social, las crónicas bien guionizadas, las entrevistas con múltiples intereses, los análisis en profundidad y los reportajes exhaustivos.

El Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, que comenzó su carrera como periodista y más tarde se convirtió en un escritor de fama mundial, es un ejemplo perfecto de la pasión por el periodismo que recorre tanto a los recién llegados a la comunicación como a los veteranos.

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