Madrid, 12/12 (EFE).- Hace tres décadas, los científicos descubrieron un enorme y simple destello luminoso en la atmósfera, al que llamaron «duendes». Entre estos fenómenos hubo un destello verdoso llamado «fantasma», cuyo origen se atribuyó al oxígeno.
Ahora, gracias a los primeros estudios eléctricos de estos eventos, científicos del Instituto Andaluz de Astrofísica de Andalucía (IAA) han descubierto que el color verdoso del «fantasma» está asociado al oxígeno y al nitrógeno.
Los detalles del estudio, liderado por María Passas-Varo, fueron publicados este martes en la revista nature Communications.
Los duendes y los fantasmas son diferentes tipos de fenómenos de luminiscencia transitoria, destellos de corta duración, que ocurren en la mesosfera, varios kilómetros por encima de los rayos normales de la atmósfera superior de la Tierra.
Estos destellos raros y esquivos recibieron su nombre de la obra de Shakespeare «Sueño de una noche de Verano».»Goblin, Halo, Elf, Blue Jet y Giant Jet son los nombres que han recibido estos eventos.
Entre todos ellos hay algunas cosas particularmente extrañas: fantasmas de la mesosfera, que desprenden un color verdoso que siempre ha intrigado a los científicos.
Desde que se documentaron los primeros eventos luminiscentes temporales (EVT) en 1989, que es como se conoce a esta familia de eventos, personas de todo el mundo los han visto durante tormentas eléctricas.
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Y de hecho, afirma que fue el científico aficionado quien fotografió por primera vez al fantasma y el último miembro descubierto de la familia TLEs.
Campaña de observación
Para comprender la química y la dinámica de los fantasmas en la mesosfera, en 2019/6, Passas-Varo y su equipo lanzaron una campaña de observación sistemática para obtener los espectros de las regiones superiores de los elfos(los espectros nos permiten conocer parámetros como la temperatura y la composición de los cuerpos celestes).
El equipo realizó mediciones espectroscópicas de fantasmas dentro de un rango de longitudes de onda que los humanos pueden ver.
Uno de cada cien duendes muy intensos produce fantasmas. Hemos analizado más de dos mil espectros, y solo cuarenta y dos corresponden a las zonas altas del duende donde suelen aparecer fantasmas, y solo uno de ellos tenía una relación señal / ruido suficientemente fuerte, detalló Passas Varo.
Ese evento fue detectado el 21/9. Durante la tormenta del Mediterráneo, fue una medusa sprite, una especie de evento luminiscente corto. El equipo observó un aumento en el brillo durante y después del sprite y mostró la presencia de fantasmas en la parte superior del sprite medusa.
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Al analizarlo, descubrieron por primera vez que las principales causas del resplandor verde eran el hierro y el níquel, 2 metales que no se tuvieron en cuenta a la hora de desarrollar modelos ópticos de Tle.
El equipo también encontró oxígeno atómico y nitrógeno y detectó otros colores fantasmas, como el amarillo y el naranja.
Justo ese día, observamos turbulencias atmosféricas producidas por un intenso movimiento vertical en el aire, como las ondas gravitacionales, las producidas por las tormentas, agrega María Passas Varo.
Sabíamos que hay capas de metal en la atmósfera, provenientes de la entrada de polvo interestelar a la atmósfera, y todo apunta a estas fluctuaciones en la densidad del aire y hace que la altitud de estas capas de metal sea variable: por lo tanto, esta variación hace que no siempre aparezcan fantasmas, dice.
El descubrimiento de estos átomos metálicos implica una actualización del modelo de eventos transitorios de luminiscencia, y esa comprensión nos ayudará a comprender cómo funcionan los circuitos eléctricos globales del planeta.
Por: EFE.