El gobierno de Luis Abinader ha sido consecuente con su política de arruinar la producción agropecuaria del país y ceder el mercado interno a un grupo de importadores de alimentos, que ya son reyezuelos que hacen subir los precios y acumulan ganancias sin riesgo.
¿Quién podía imaginar que el gobierno del Partido Peredesmo Moderno (PRM), en la oposición desde hace 20 años, llevaría al campo dominicano a la ruina con promesas de cambio?
Después de despedir a cientos de agrónomos, veterinarios y biólogos, como ha hecho este gobierno desde 2021, sacar dinero del Banco Agrícola para financiar la importación de alimentos es un desproporcionado perjuicio para el campo, y los políticos oficialistas no pueden esquivar el golpe electoral que esto significará en unos meses.
Como consecuencia, los productores nacionales de cebollas, ajos, habichuelas y papas, así como los porcicultores y avicultores, se ven obligados a competir desfavorablemente en excelentes condiciones para importar los mismos productos.
Atrás han quedado los días en que la República Dominicana era exportadora neta de café, azúcar, cacao y tabaco, y se ha convertido en importadora de todo menos de cacao.
Hoy, el café se vende a casi 10.000 pesos el quintal en plena Cordillera Central. ¿Qué habría sido del campo dominicano si el Gobierno hubiera insistido en la recuperación de la industria cafetera?
Ahora la caña de azúcar.
Ya está claro que hay una conspiración abierta para acabar con las colonias cañeras y cerrar los ingenios estatales, como si el trabajo de los tecnócratas del gobierno fuera convertir todo el campo en un gran ataúd y enterrar a los pequeños, medianos y grandes productores.
¿Cuál es el plan de modernización de Abinader?
El 7 de abril de 2022, el presidente Abinader, junto al entonces secretario del CEA, César Cedeño, se reunió con los colonos y dispuso la ampliación del ingenio Porvenir y la modernización del corte y tiro de la caña.
El gobernador prometió entonces hacer de Porvenir un modelo de producción para el estado.
La administración de Rafael Burgos Gómez, que comenzó el 5 de agosto de 2022, ha pagado los salarios de cerca de 1.000 funcionarios, y varios ministerios han cumplido con la asignación y entrega de fondos al CEA, la mayoría de los cuales aún no han sido pagados.
Desde mediados de agosto del año pasado, el presidente Abinader ha informado que el CEA sólo ha pagado 27 millones de pesos, a pesar de haber recibido 80 millones de pesos.
Actualmente, los cancelados no tienen seguro médico, ni ingresos, están rodeados de deudas y se encuentran en una situación catastrófica.
Golpe a los colonos
Cerca de 5.000 colonos que suministran caña de azúcar a los ingenios se encuentran en grave peligro de quiebra o desaparición.
A pesar de la promesa del presidente Abinader a los colonos de ayudarles a plantar 50.000 talas de caña a través del Banco Agrícola para evitar la escasez de caña en 2025, los colonos siguen mirando al cielo.
Para colmo de males, hace una semana, la Federación de Cañeros (Fedoca) acusó a Burgos Gómez de seguir sin saldar su deuda por las entregas de caña que vencen en septiembre, como lo exige la Ley del Coronato.
El golpe a Coronato y la retención de pagos a los empleados cancelados es una especie de capicúa para el sector rural en general, integrado por trabajadores, comerciantes, cooperativas y asociaciones de ahorro.
Los molinos harineros privados y estatales, que han sido subcontratados a otros operadores, están funcionando de manera excelente, con una producción en auge. La cosecha del año pasado superó las 625.000 toneladas, lo que indica que, aunque el sector no es tan grande como en los años 60 y 70, sigue siendo una importante fuente de salarios y beneficios.
Inexplicablemente, la actual administración del CEA-Bienes Nacionales ha retenido los pagos a los colonos que entregaron caña para la producción de azúcar al ingenio Porvenir, al tiempo que ha despedido a cientos de técnicos y trabajadores.
Si el CEA no paga la caña entregada por los colonos y no promueve la siembra de 50.000 talas prometida a los colonos, hay que concluir que lo que se busca es pura y simplemente el cierre del Ingenio Porvenir.
El cierre de este ingenio es arruinar a los colonos y destruir los principales medios de subsistencia de más de 5.000 familias que actualmente derivan su sustento directamente de las actividades de este ingenio y de la red de todo tipo de comercio que funciona con la riqueza generada por este ingenio.
En momentos en que el país se ve obligado a importar azúcar debido a la escasez y a un sector que trata de mantener a los productores en el negocio, el Gobierno debe estimular la producción de azúcar por parte del sector privado y estatal para no tener que depender de las importaciones.
Si el presidente Abinader ha aportado fondos para pagar las indemnizaciones laborales y saldar las deudas con los colonos, ¿cuál es la razón para que los administradores del CEA no acaten la voluntad del jefe del Estado?
Por el contrario, es vital para el país y para la región de Higuamo incentivar a los colonos y trabajadores a producir y mantener la fábrica de Porvenir en funcionamiento.
La liquidación del CEA debe ser un proceso dinámico, no traumático. Porque, tal como está, la gestión de Burgos Gomes equivale a quemar los cañaverales con colonos, cortadores de caña, cultivadores y trabajadores.