La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha publicado su último informe sobre las perspectivas laborales para América Latina y el Caribe, que muestra una recuperación de las tasas de empleo en la región, aunque persisten la desigualdad de género, el desempleo juvenil y la disminución del poder adquisitivo de los salarios. Así lo indica el informe.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó su último informe sobre las perspectivas laborales para América Latina y el Caribe, que muestra una recuperación de las tasas de empleo en la región, aunque persisten las desigualdades de género, el desempleo juvenil y la disminución del poder adquisitivo de los salarios.
Según el último informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pérdida de poder adquisitivo y el aumento de la inflación en muchos países de la región han provocado un aumento del fenómeno de los trabajadores pobres, es decir, de las personas que viven en la pobreza a pesar de tener trabajo.
Roxana Maurizio, experta en mercado laboral en América Latina y coordinadora del informe Perspectivas Laborales de la OIT, habló con RFI sobre los puntos clave del informe.
RFI: Según el informe, la tasa de empleo en la región se ha recuperado totalmente. Sin embargo, usted afirma que existe un escenario de empleo muy complejo, ¿puede explicar en qué consiste esta complejidad?
Roxana Maurizio: Por un lado, aunque las tasas de empleo se están recuperando a nivel regional -de hecho, en 2019 las tasas de empleo están ligeramente por encima de la media regional en ocho de los 16 países-, las tasas de empleo siguen siendo inferiores a las de hace cuatro años. Además, la oferta de mano de obra aún no se ha recuperado a los niveles anteriores a la pandemia a nivel regional. En otras palabras, las tasas de empleo se han recuperado a nivel regional, pero no así las tasas de participación económica.
De hecho, en nueve de los 16 países, las tasas de participación económica siguen siendo inferiores a las de 2019. Y lo que se observa, especialmente en este contexto regional, es el rezago de ciertos grupos, tanto en términos de empleo como de participación económica. Destaca la lenta recuperación de las mujeres con menor nivel educativo. Esto es parte de lo que estamos viendo en este complejo panorama, a pesar de que los datos de la región muestran una recuperación plena de las tasas de empleo.
RFI: Entonces, ¿una recuperación plena de las tasas de empleo no significa que el empleo informal no esté aumentando, y en ese sentido hay desafíos para la creación de empleo en la región?
Roxana Maurizio: Definitivamente, hemos estado supervisando en qué medida la creación de empleo informal ha contribuido a la recuperación general del empleo, y la contribución sigue siendo muy alta. Dependiendo del país, entre el 40% y el 90% de la recuperación del empleo ha procedido del empleo informal.
Con una tasa media de empleo informal del 48%, la calidad del empleo es sin duda una de las cuestiones más importantes en la actualidad. Con una tasa media de empleo informal del 48%, la calidad del empleo es sin duda una de las cuestiones más importantes en la actualidad. La tasa de empleo informal de la región, del 48%, ha pasado al 60%, 70% y 80% en los países en los que el empleo informal es la norma y no la excepción, y la precariedad laboral sigue siendo una de las cuestiones más importantes a escala regional.
RFI: ¿En qué países está batiendo récords el empleo informal?
Roxana Maurizio: Ecuador, Bolivia, República Dominicana y Paraguay, por ejemplo, se encuentran entre los países con tasas de empleo informal a nivel regional superiores al 48%. En muchos países de la región, la tasa de empleo informal femenino es superior a la tasa media de empleo informal masculino. RFI: ¿Hay algún país en el que se pueda decir que el empleo se ha estabilizado y las tasas de empleo han aumentado, no debido al empleo informal, sino a las políticas estatales?
Roxana Maurizio: Un ejemplo de país que ha logrado reducir las tasas de empleo informal en este contexto es Uruguay. Uruguay ha continuado, y continúa, su descenso prepandémico de las tasas de empleo informal. Chile es otro país que ha seguido reduciendo su tasa de empleo informal.
A pesar de la diferencia de que Uruguay ha recuperado totalmente el empleo pre-pandémico y Chile aún muestra un rezago, estos dos países son dos ejemplos de situaciones donde las tasas de informalidad no son más altas que antes de la pandemia, que es precisamente la característica que se encuentra en más países.
RFI: La población de América Latina también ha aumentado un 18%. ¿Este crecimiento demográfico le lleva a pensar que los países del hemisferio deberían establecer políticas transfronterizas de creación de empleo?
Roxana Maurizio: El problema demográfico tiene muchas aristas. Ciertamente, estamos viendo cambios muy importantes en la demografía, pero sobre todo nos estamos centrando en la composición de la población, no en las cifras de población en sí.
Lo que estamos viendo en América Latina es claramente una transición demográfica importante, que plantea retos no sólo en términos de mercado de trabajo, sino también en términos de protección social y, de hecho, en términos de mercado de trabajo. El envejecimiento de la población implica una mayor permanencia en el mercado laboral.
En el contexto de las condiciones cambiantes relacionadas con diversos fenómenos, como la transición digital y la innovación tecnológica, la obsolescencia del capital humano que poseen estas personas exigirá nuevas cualificaciones, lo que requerirá políticas de formación profesional permanente en términos de política laboral. Por lo tanto, existe un reto muy importante en este camino: contar con un sistema amplio que abarque un amplio abanico de áreas y que acerque las cualificaciones de las personas a los requerimientos de los sectores productivos de estos países.