Castries – La violencia es el problema más acuciante para los gobiernos caribeños, con tasas de homicidio muy superiores a la media mundial, debido a la guerra entre bandas criminales y a la proliferación de armas ilegales.
Según el informe Caribbean Firearms Survey 2023, la tasa de mortalidad por violencia en los países de la CARICOM es casi tres veces superior a la media mundial, y las armas de fuego se utilizan en más de la mitad de los homicidios.
Los Estados miembros de CARICOM son Antigua y Barbuda, Barbados, Bahamas, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Trinidad y Tobago.
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Las últimas investigaciones de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) muestran también que el Caribe ha experimentado el aumento más espectacular de la violencia homicida en los últimos años, debido en gran parte a la intensa competencia entre bandas por el mercado de la droga.
Según datos de la ONUDD, Jamaica ocupa el primer lugar del mundo en número de víctimas de violencia interpersonal letal, alcanzando 53,3 por cada 100.000 habitantes y 36,7 en países más pequeños como Santa Lucía.
El ex Primer Ministro de Santa Lucía, Allen Chastanet, declaró a EFE que los homicidios han aumentado considerablemente en la última década, en gran parte debido a la violencia de las bandas.
Nuestra policía local no tiene la capacidad necesaria para hacer frente a estos problemas y no los estamos abordando como un problema regional», lamentó el ahora líder de la oposición en el Parlamento.
Según datos de la Policía de Jamaica, 1.498 personas fueron asesinadas en 2022 y, a 16 de diciembre de 2023, el número de muertes por violencia ascendía a 1.349.
Jamaica no es un país en guerra, pero nuestra tasa de asesinatos, nuestro número de muertos por violencia, es comparable al de países en guerra, declaró el mes pasado el Primer Ministro Andrew Holness.
El Gobierno jamaicano emite con frecuencia declaraciones de emergencia para determinados distritos, otorgando mayores poderes a las fuerzas de seguridad.
El pasado noviembre, se introdujeron medidas de emergencia de este tipo en St James, donde ese mes se produjeron enfrentamientos entre bandas y murieron varios niños.
Otro país donde la violencia ha empeorado recientemente es Trinidad y Tobago, donde la tasa de homicidios ha aumentado un 22% anual, hasta 39,5 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
En 2022 habrá más de 600 homicidios, frente a los 352 de hace una década. El Primer Ministro de Trinidad, Keith Rowley, declaró que «esta es una guerra que no podemos permitirnos perder», señalando que en los últimos 15 años la asignación a la policía pasó del 32% del presupuesto de seguridad nacional al 43%.
Según el Caribbean Firearms Survey, el mercado nacional estadounidense es una fuente importante de armas de fuego y munición ilegales, que se transportan a los países caribeños a través de aviones comerciales, servicios postales y de paquetería urgente y compañías navieras.
El Primer Ministro de Bahamas, Philip Davis, informó a principios de este año de que el 98,6% de las armas de fuego ilegales recuperadas en Bahamas habían sido importadas directamente de Estados Unidos.
Hemos pedido al Gobierno estadounidense y a los fabricantes de armas de fuego radicados en EE.UU. que cooperen con los Estados miembros de CARICOM», declaró el Primer Ministro Davis, que dirige Bahamas, cuyo índice de homicidios es de 31,2 por cada 100.000 habitantes.
Las Bahamas, junto con Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago y San Vicente y las Granadinas, además de México, presentaron una demanda por valor de 10.000 millones de dólares contra varios fabricantes de armas estadounidenses. Los Estados caribeños son responsables de los daños causados a sus territorios por esta mercancía.
En este sentido, Chastanet declaró a EFE que está claro que los países caribeños no han sido capaces de reducir las armas ilegales que llegan de EEUU.
En su opinión, las organizaciones criminales seguirán obteniendo estas armas porque las fronteras de los países de la región no están patrulladas adecuadamente.