Nueva York, 25 dic (EFE) – En plenas fiestas navideñas en la ciudad de Nueva York, familias inmigrantes con niños y adultos solteros viven una pesadilla.
La hondureña Donarda, que vive con su marido, su hijo de 12 años y su hija de 6 en uno de los hoteles pagados por la ciudad, contó a EFE que viven en uno de los hoteles convertidos en albergues para los miles de inmigrantes que llegaron después de abril de 2022, cuando colapsó el sistema oficial de refugios.
La ciudad de Nueva York acoge a más de 150.000 migrantes, de los que más de 67.000 están bajo protección, lo que les proporciona refugio, comida, escolarización para sus hijos y otras ayudas.
Me preocupaba no recibir este papel, una carta enviada por la administración del alcalde Eric Adams, informándome de que tengo que marcharme el 27 de enero’.
Es triste», dijo una mujer de 40 años.
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La carta da 60 días a las familias con niños y 30 días a los hombres y mujeres solteros para abandonar el refugio y encontrar mientras tanto un lugar donde vivir.
La decisión se justifica señalando que la afluencia de migrantes ha provocado una crisis financiera que costará a la ciudad 12.000 millones de dólares entre 2022 y mediados de 2025, sin la ayuda solicitada al gobierno federal.
No podemos permitírnoslo, reiteró Adams.
Los desalojos son considerados una medida cruel por los grupos de defensa de los migrantes, que argumentan que tendrá un impacto especialmente negativo en los niños. Adams pidió al tribunal que anulara una orden de hace 42 años que obliga a la ciudad a proporcionar refugio a quienes lo deseen.
Con hasta 4 000 inmigrantes a la semana llegando a la ciudad, el alcalde se ha quejado de la falta de espacio, pero ha criticado la medida como un intento de eludir la orden.
En su anuncio, el alcalde Adams dijo que las familias recibirían ayuda para encontrar alojamiento, pero la carta no dice nada al respecto ni sobre el acceso de los niños a las escuelas.
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Familias como la de Donaldina han podido salir adelante gracias a las donaciones de ropa y abrigos de iglesias y ONG, pero han tenido que abandonar los refugios que solían ser su hogar en pleno invierno, cuando hace un frío desacostumbrado.
Además del desalojo y el miedo al frío, los niños han enfermado.
Esto nos ha afectado mucho», dice una mujer hondureña.
Según los informes, 3.500 hogares ya han recibido la carta y el primer hogar, que debía marcharse antes de Navidad, ha recibido una prórroga de una semana.
La venezolana ha emigrado con su marido y sus hijos de 7 y 4 años.
Su marido ha empezado a trabajar repartiendo comidas y quiere alquilar un pequeño local en el Bronx, donde está el colegio de los niños.
Nuestra principal preocupación es la escuela de nuestros hijos, y trasladarnos de Manhattan al Bronx (donde mi marido lleva a los niños en metro todos los días) es para que no interfiera en su educación». Para estas familias, la Navidad no se celebrará este año, como nos cuenta con tristeza Donalona.
Ruth E. Hernández-Beltrán.
Por: efe.
