Entretenimiento para diferentes edades en el centro de Cupey y Distrito T Mobile ofrece numerosas atracciones.
Este año, que ya terminó, este es mi primer viaje. Tuve que leave del país. Mi destino: Puerto Rico. Voy con Alexis y Fabiola, pero paso unos días en casa de mis hijas Carmen y Guido. “Quiero conocer a Dowtown Cupee”, digo. Es un resort para actividades familiares. Abre a las 11:00 de la mañana. Llegamos alrededor del mediodía.
Una familia entra en la pizzería Fogatta, y 3 jóvenes sentados en un sillón afuera están obsesionados con los teléfonos móviles. El chico del monopatín va y viene. En este centro hay música en vivo o grabada, clases gratuitas de salsa, según la hora y el día., Noche de Arte. Lo que destaca es el objeto instalado como decoración exterior. Me llamó la atención la vieja máquina expendedora de Coca-Cola entre los muchos “adornos”, mientras que los silos de granos a un lado y otro de la entrada salpicaban varias áreas, publicidad patrocinada por el coronel.
Cerveza india Collazo, otro 1 de lubricantes Pennzoil, y por el momento, el montaje de un viejo surtidor de gasolina Texaco luciendo detalles navideños. En contraste con estos elementos históricos, elegantes muñecas redondas amarillas. “¿Qué pasa con ese juguete gigante? Es tan genial.Comentando a la nieta Carmelita, que nos ha acompañado. Sonríe ante mi percepción ingenua. “Es un bar. Abre por la noche y se sirven bebidas.”Bueno, bueno. Y estoy sentada aquí junto a él para tomarme una foto.
Ahí es cuando noto el letrero: Waka Bar. Se anuncia como “la casa de la famosa mula de Moscú”. (Este cóctel está hecho con vodka, cerveza de jengibre y jugo de lima.)
Por la noche, mis hijos Alexis y Fabiola, a quienes viajo, me llevan a ver el complejo comercial y de entretenimiento Distrito T Mobile, un poco alejado del viejo San Juan, al lado del Centro de convenciones. Es sábado por la noche. La música de un orador se mezcla con la música de otro. Los vítores de la celebración rebosan de sonidos fuertes. La gente viene vibrante. Déjame ver. Quería conocer los restaurantes locales, pero dado el ajetreo y el bullicio, prefiero un lugar diferente. Salimos. Vamos a El Camarón por la Vía Constitución. El dueño es dominicano.
En langostinos, Fabiola pide nuggets de pescado con salsa tártara y tostón. Es un entrante, pero parece el plato principal por abundancia. Alexis se apoya en Ryuganiza junto con los Tostones. Pido sopa de pollo porque tengo una cena muy ligera por la noche. Por si acaso, te traeré una bolsita de té de manzanilla. Lo hice bien. No hay té en el menú. La amable camarera me ofrece agua hirviendo.
