El Mes de la Patria comienza el 26 de enero, día en que nació Juan Pablo Duarte. Las fechas obligan a la rememoración, a la nostalgia patriótica, a repetir la historia de cómo fue perseguido el aristócrata. La manipulación de su imagen impidió que muchas personas apreciaran sus logros.
Los biógrafos tradicionales, casi místicos, inaccesibles, se encontraron en el exilio y la tristeza, la desolación y la miseria. Se deshicieron de su pelea. Basta con conocer su proyecto de Constitución para juzgar su valor y sus convicciones.
Félix María del Monte escribe: Las rencillas son viejas: la juventud sólo puede aprender a juzgar por las amargas historias de sus enemigos y celosos seguidores. Hoy, la apología de la nueva nación, con sus dioses y altares, ignora y empaña la vida y obra del fundador de la república. El advenedizo procesador compite con los creadores de La Filantrópica y La Trinitaria.
Una cocultura es esencial y, para proteger la inclusión, los responsables coinciden con quienes promueven el caos. El oportunismo electoral permite y justifica la violencia, la incitación practicable al placer primario, el uso de sustancias prohibidas, el asalto a escuelas y centros culturales. Ceden, dificultando la expresión de las chicas, imitando interminables alardes lascivas y balbuceando consignas alegres e informales.
Esta es una entrada para validar el imperio de los YouTubers y sus sinvergüenzas urbanas. El silencio y el apoyo de la gente de ministerios y alcaldes amenaza con el abismo. Las personas que no son conscientes de los desastres son tan cómplices como quienes los provocan.
En medio de la vulgaridad y el atonismo generalizado, resonaron los elogios al jefe de Estado y fue inaudible el reconocimiento a Duarte y Díez. El examen de los discursos gubernamentales permite detectar omisiones en las epopeyas fundacionales y en la mención de sus protagonistas. Puedes leer: Mala oferta Efemérides Patrias hace su trabajo, pero incluye comparar al presidente con los arquitectos de la república.
En agosto, el presidente fue nombrado restaurador, el día 26, como un patriota. Entre los muchos cánticos repetidos y resonantes, es necesario reiterar la importancia de la ideología de la república y también garantizar que sus logros no sean desvirtuados, y mucho menos usurpados, el trono. Los detractores trinitarios lograron burlarse de su decencia.
Atribuyeron a sus verdugos el honor que le habían quitado. No hay audacia en su perfil porque ocultan el fondo. La mata no es para filorios ni apóstoles, el país se construyó a machetazos, cometiendo abusos.
Restaron importancia al antecesor de febrero de 1844 para negar su condición de estratega y libertador. El trágico destino de quien forjó el país, de héroe a oprimido. La posteridad fue cruel con él.
Los conservadores que se unieron se sorprendieron porque Duarte, como observó el historiador Roberto Cassá, era radical en sus ideas y acciones. Por eso luchó contra quienes favorecían la anexión del país a una potencia extranjera. Venció la cobardía de los traidores, que se negaban a reconocer la realización del ideal llamado República Dominicana.
Y ahora, 211 años después de su nacimiento, aparece la maldición. Algunas personas delirantes intentan reemplazarlo.